Hay un gran número de jóvenes que se están haciendo esta pregunta, aún antes de haber terminado los estudios de segundo grado (preparatoria), que no tienen muy claro hacía donde dirigir sus estudios.
Leí unas estadísticas sobre las preferencias de los estudiantes internacionales el mes pasado, en las que me llamaron la atención varios puntos:
Para elegir la Universidad, el 80% toma en cuenta el prestigio de la Institución.
Los países más solicitados para conseguir becas son: Estados Unidos, Inglaterra, Canadá, España y Alemania.
Los idiomas por los que muestran más interés son: Inglés, Francés, Español, Alemán y Chino.
Las aptitudes a desarrollar son: Pensamiento crítico, trabajo en equipo multicultural, Comportamiento ético, Toma de decisiones y relaciones interpersonales.
Saber elegir la carrera que vamos a cursar y la institución a la que vamos a asistir, es de vital importancia, y conviene tenerlo resuelto antes de iniciar los estudios universitarios. Conozco varios casos de jóvenes que cambiaron de Economía a Derecho, de Ingeniería Industrial a Economía, de Administración de Empresas a Psicología, después de uno o dos años de haber aprobado su primera elección.
La globalización del conocimiento y de las opciones laborales es un hecho. Decidir por una carrera que no esté saturada, que brinde la opción de estudiar en el extranjero algunos semestres, que tenga reconocimiento internacional, permitirá tener más posibilidades de éxito.
El otro día me comentó un señor que su hijo había ido a Alemania a estudiar una Maestría, becado por el Instituto Politécnico Nacional (IPN) y CONACYT. El joven estudió Mecatrónica y Robótica en el IPN. Le ofrecieron allá un magnífico trabajo y, en la empresa que labora le pidieron viniera a México a pedir que enviaran más becarios. Sus padres y su hermana ya están arreglando los papeles para irse a vivir a Alemania. Eso se llama fuga de cerebros ¿no? Y también se llama encontrar mejores opciones de desarrollo, aprendizaje, calidad de vida.
Considero que vale la pena que los jóvenes recaben toda la información posible, realicen un estudio de orientación vocacional para ver si “son buenos para lo que quieren estudiar”, o sea, si cuentan con las aptitudes y destrezas básicas para el tipo de carrera que quieren cursar.