En muchas ocasiones nos encerramos en una zona de confort y, cuando nos invitan a salirnos de ella, respondemos en forma agresiva como mecanismo de defensa.
Pongamos por caso la reacción de un empleado, con una gran inseguridad en su capacidad para crecer y superarse en todos los aspectos, cuando que llega a una empresa nueva:
- Establece las relaciones indispensables, superficiales, para ser aceptado como una persona educada.
- Aprende la labor cotidiana que tiene que desempeñar y la cumple al pie de la letra, para ser reconocido como alguien “cumplido”.
- Evita dar de sí mismo nada que no le hayan pedido. No incorpora la creatividad, innovación consensuada, búsqueda de nuevas opciones para incrementar la productividad = lograr más con menos, en el menor tiempo y con los menores insumos.
- Crea a su alrededor una coraza emocional para que nadie entre en contacto con lo que siente.
- Critica subrepticiamente a todo y a todos para reafirmar su propia valía.
- Agrede a los demás creando chismes y rumores.
Si llega un nuevo Director que les informa que van a llevar a cabo sesiones de lluvia de ideas, que está abierto a todas las opiniones solventes y factibles que quiera aportar cualquier miembro del equipo, que la creatividad es un valor importante y el trabajo en equipo y la comunicación son indispensables para seguir avanzando, así como el compromiso de ser honesto, el empleado mencionado antes, se va a sentir amenazado y, es muy probable, que su respuesta sea la agresividad, la descalificación, el sabotaje.
Esto mismo lo podemos extrapolar al aula de aprendizaje: mientras el Profesor dicte cátedra, les dé mucho material que No van a asimilar ni a retener, sea indiferente ante la posibilidad de que sus alumnos tengan una formación integral, sea tolerante con los comentarios fuera de contexto, y los alumnos puedan mantener su postura de receptores, sin ningún compromiso hacía un aprendizaje interactivo, todo va bien.
Si llega un profesor que les diga que el conocimiento lo van a integrar entre todos, que todos van a investigar, participar, analizar, y en conjunto sacar conclusiones sobre lo que están aprendiendo, los inseguros, los que no se quieren mover de su estrecha zona de confort, se van a sentir amenazados y van a responder en forma agresiva.
¿Qué hacer ante esto?
Si somos el Director que coordina más que dirigir, o el Profesor que impulsa a sus alumnos a crecer y aprender en forma integral, seguir con lo que la ética empresarial y magisterial indica: buscar el óptimo desempeño de todos.
Si somos un empleado mediocre y limitado, o un alumno temeroso e ignorante de su potencial no desarrollado, abrirnos al cambio, crecer, incorporar nuevas ideas, analizar, evaluar, comparar, procesar, decidir qué nos conviene modificar, incorporar o desechar de nuestro bagaje cultural, emocional, mental, y elevar nuestra calidad de vida como seres humanos en busca de lo óptimo para nosotros y para todos los que nos rodean.
Toma unos minutos para evaluar si tú no estás en una zona de confort limitada y limitante. Abre tu mente, tu corazón, tu espíritu al cambio y la superación.