Las Olimpiadas verdes están cerca de su fin y hay varias cosas que me llaman la atención, por todo lo que pudieran implicar en forma ulterior.
Una de ellas es la incursión de China en muchas disciplinas en las que no era común ver representantes de ese país, y no es una participación mediocre, hay una preparación físico-atlética de primera y, bajo mi punto de vista, un entrenamiento psicológico importante. Los primeros días ocuparon los primeros lugares en el medallero olímpico, hasta que llegó Estados Unidos a rescatar su lugar acostumbrado. Japón y las dos Coreas lucharon sin llegar al número impresionante de preseas del gigante chino.
En la gimnasia olímpica y la gimnasia artística, yo recuerdo el predominio de la URSS, Rumanía, Checoeslovaquia, y orso países de Europa del Este y Estados Unidos, durante muchos años. La figura estilizada de las jovencitas, la mayoría rubias, surgía en mi mente al mencionar esas disciplinas. Las chinas llegaron e hicieron muy buen papel. Tiempo al tiempo y los chinos van a romper ese paradigma también.
Observé que en las pruebas de velocidad y las carreras de fondo entre otras, la mayoría de las medallas de oro fueron para personas de color, sin importar que representaran a países con predominancia sajona o latina como USA, Inglaterra, Francia, etc. Hace muchos años, el Continenete africano nos asombró con sus atletas en estas disciplinas, ahora ellos viven una competencia importante con países pequeños como Jamaica y Trinidad y Tobago. ¿Hay alguna característica física que propicie que las personas de raza negra, o con alguna mezcla de ella, tengan más facilidad para las pruebas de velocidad y de mediana y larga distancia? Lo ignoro y me propongo investigar para saber si es así, o fue el resquicio por donde pudieron mostrar al mundo que ellos también pueden ser campeones.
Vivimos en un mundo globalizado, multiétnico, donde en un mismo país encontramos mezcladas muchas razas que van modificando, no solo el hábitat, sino la mentalidad, usos y costumbres del lugar, aunque en ocasiones se formen pequeñas comunidades por cada nacionalidad, por ejemplo, la pequeña Cuba en Miami, los barrios chinos de San Francisco, Nueva York,, etc. Lo interesante en esos casos es estudiar los problemas de adaptación y segregación que suelen presentarse y las consecuencias psicológicas que afectan a las nuevas generaciones.
Pasando a otro tema diré que en México, donde no existe una cultura deportiva como tal, sino una organización con muchos intereses creados, no es de extrañar que, a pesar de contar con 110 millones de habitantes, sólo podamos obtener unas pocas medallas. Hay muchas variables involucradas en este resultado tan pobre, una de ellas es que falta considerar el aspecto psicológico como parte de la formación integral de un atleta de alto rendimiento y, en general, de todos los deportistas. El cambio se tendrá que dar en lo alto de la pirámide y la organización burócrata que devora los presupuestos, y de ahí bajar en forma de cascada. ¡Hemos tenido competidores en competencias internacionales o nacionales que tienen que pagar ellos su uniforme o sus zapatos especiales! Todavía falta mucho camino por recorrer.
Debido a la necesidad de tener héroes en general, los mexicanos hacen suya la victoria de sus compatriotas en el deporte y dicen: “ya ganamos una medalla de oro en futbol”, nada más que cuando se pierde, nadie dice: “perdimos”, sino “son muy torpes, están verdes, les falta esto o lo otro” y no buscan analizar el origen de no haber ganado y se avocan a generar un cambio para modificar lo que sea necesario. La llave del éxito está en la educación y ése será el único camino que nos sacará adelante en todos los conceptos, incluyendo el terreno deportivo.
Falta disfrutar mañana la ceremonia de clausura que, seguramente, será emotiva y significativa y, después extraer todo el aprendizaje que podamos de este evento tan importante.