nOVIEMBRE 12 DEL 2014
¿FUNDAMENTALISTAS?
¿Acaso formamos parte del grupo y no nos hemos dado cuenta?
En un evento social conviví con una persona que se creía y actuaba como la dueña de la verdad absoluta, mientras dictaba catedra sobre la excesiva importancia que se le da a que una persona sufra la muerte de un hijo, y se diga que ese dolor es el más fuerte que hay.
Cuando me atreví a diferir de sus tajantes afirmaciones diciendo: “Bajo mi punto de vista, basada en mi experiencia, considero que sí es el dolor más fuerte que existe porque va contra natura, me interrumpió, elevó unos decibeles el tono de su voz, lo hizo más agudo, y reanudó su monólogo ante los que ahí se encontraban, descalificando mi opinión mediante frases como: “Eso es mentira” “No es verdad que sea más fuerte que se muera tu hijo a perder a un padre o a una pareja”, “Eso de que va contra-natura es una tontería”.
Toda su actitud y lenguaje corporal mostraban a una persona radical, fundamentalista, por lo que quise saber a qué se dedicaba y cuál era su formación. Me contestó que era Tanatóloga y Psicóloga, como si ello justificara su posición de superioridad.
Como era joven, le pregunté desde cuándo y dijo que hacía 3 años había cursado un diplomado sobre tanatología (1 año) y la carrera de psicología en la UVM, (pionera en las licenciaturas académicas versión fast track = 3 años), aunque dijo que ella había cursado la carrera en 5 años.
Ante esa información, y lo evidente de su posición existencial, hice mutis e inicié una conversación con el vecino que tenía al lado opuesto, aunque seguía oyendo su verborrea sobre lo equivocados que estamos quienes “hacemos drama por la muerte de un hijo”.
Después me enteré que, además, imparte clases. Triple atentado.
El Magisterio es sagrado, y el que tengamos el privilegio de ejercerlo nos obliga a tener:
• Agradecimiento
• Responsabilidad
• Conciencia de que estamos modelando (PNL) a través de nuestros gestos, ademanes, postura, forma de actuar, del manejo de nuestra voz (tono, ritmo, dicción, énfasis, pautas, silencios), forma de vestir y de movernos, lenguaje verbal, una personalidad asertiva.
• La capacidad de exponer argumentos (no dogmas)
• Interés en escuchar lo que otros plantean
• Respeto por otros puntos de vista opuestos a los nuestros
• Un manejo asertivo del diálogo y planteamiento de nuestra opinión.
• Muy claro que portar momentáneamente la investidura del que sabe más, no nos da derecho a sentirnos sumos sacerdotes.
Dicen por ahí que “En tierra de ciegos, el tuerto es rey”, por lo que quienes “sólo tienen un ojo” (un punto de vista: el suyo), buscan a los que no ven para destacar, y lo manifiestan mediante lo que se conoce como el “síndrome del ladrillo”.
Si hemos estudiado Tanatología, Psicología, Pedagogía, Trabajo Social o alguna otra rama de las ciencias de la conducta, es conveniente que reflexionemos y evaluemos si nosotros:
• Padecemos algún trastorno de personalidad o alguna patología psicológica, para pedir apoyo profesional.
• Acarreamos círculos emocionales abiertos.
• Estamos conscientes que, por mucho que hayamos estudiado, es más lo que no sabemos que la suma de los cnocimientos adquiridos.
• Tenemos la humildad de aprender de todo y de todos cada día, sin importar si el otro es analfabeta o ignorante en el tema que nosotros dominamos.
• Hemos resuelto nuestros traumas, conflictos de intereses o de identidad sexual, limitaciones y carencias.
• Contamos con un CE elevado.
• Utilizamos una comunicación integral asertiva y productiva.
• Observamos en nuestro desempeño profesional la ética que requieren todas las ciencias de la conducta.
• Transmitimos conocimientos mediante la aplicación del aprendizaje significativo, el aprendizaje acelerado, el constructivismo, y otras técnicas actualizadas.
• Hemos resueltos nuestros propios duelos.
Somos lo que mostramos inconscientemente, no el performance que realicemos ante los demás.