PEDIR PERDÓN
Hace unos días un señor joven, 45 años, me envió una canción de Dyango (Volverte a ver), que a él lo hizo reflexionar mucho sobre su matrimonio en crisis. Como la letra me pareció importante, la publiqué aquí para que algunas personas que pudieran estar en esas mismas circunstancias (separación de pareja) pudieran tomarla en cuenta.
Saber pedir perdón. Se dice fácil, y todos sabemos que, en ocasiones, nos cuesta mucho hacerlo. Tal vez porque “nos sobra orgullo y nos falta humildad”, como dice la canción, o porque lo más difícil es sabernos perdonar a nosotros mismos, que es la base de todo.
En este caso no es suficiente perdonar, ni tratar de arreglar las cosas antes de irse a la cama. Si el barco tiene una vía de agua, el peligro es inminente y, tarde o temprano, surgirá una crisis en la que toda la nave colapsará y se hundirá.
Para haber llegado a la separación de pareja ignoramos todos los síntomas que nos indicaban que “algo” no estaba marchando en forma positiva (la vía de agua), y nos dedicamos a ver quién tenía la razón y quién era el culpable, en lugar de reparar el daño de origen.
Si tuvimos algo de respeto, al otro y a nosotros mismos, llevamos la nave a puerto y la dejamos en los astilleros, sin lastimarla más, esperando recuperar fuerzas (o cabeza) para analizar qué se puede hacer, y decidir cómo y cuándo hacerlo. Si no, terminamos en un divorcio que dañó a todos.
Vamos a reflexionar sobre algunos puntos:
• ¿Cada uno tiene un Proyecto de vida individual (PVI)?
• ¿Diseñaron juntos su Proyecto de vida en pareja (PVP)?
• ¿Trazaron uno de familia si hay hijos (PVF)?
Lo más probable es que contesten que no a las tres preguntas, ante lo cual no es extraño que no haya familia, no haya pareja, y lo más seguro es que ambos “vivan” una vida sin sentido.
Si uno de los dos si tenía su Proyecto de vida individual, y el otro se había limitado a ser un satélite sin vida propia y girar a su alrededor, es lógico que haya “tronado” el asunto.
Una persona necesita realizarse en el área profesional, social, familiar y de pareja, los cuatro roles de vida básicos. Si, como sucede mucho con la mujer latina, se le pide que se quede en casa “a cuidar y educar a los hijos”, que no trabaje porque para eso está él, para mantenerla y darle todo lo que necesite, que no piense, porque él es quien ordena y manda y decide sobre todo y sobre todos, va a surgir una insatisfacción en ella que le impida ser feliz, y que la llevará a sabotear, de una u otra forma, la relación mediante un comportamiento pasivo-agresivo, hasta llegar al rompimiento.
Si los dos tenían su Proyecto de vida y no elaboraron uno de pareja, se dedicaron a “jalar la cobija para su lado” sin tomar en cuenta al otro, sin tener metas comunes, entonces NO HAY UN NOSOTROS, puede haber unos compañeros de ruta o de vivienda, más no una pareja.
El acabose es cuando, además, no se traza un Proyecto de Familia, sino que se deja todo a la deriva, y a la voluntad de Dios.
A todas las parejas que tienen problemas, en cualquier fase que estén, empiecen por ser una pareja. Y para formar una pareja es necesario ser un individuo completo, no un satélite, un parásito o un robot. Diseñen su Proyecto de vida individual como primer paso.