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# YO ME QUEDO EN CASA (15)

“Cuando un amigo se va queda un espacio vacío

que no lo puede llenar la llegada de otro amigo

 

Cuando un amigo se va queda un tizón encendido

que no se puede apagar ni con las aguas de un río

 

Cuando un amigo se va una estrella se ha perdido

la que ilumina el lugar donde hay un niño dormido

 

Cuando un amigo se va se detienen los caminos

y se empieza a revelar el duende manso del vino

 

Cuando un amigo se va galopando su destino

empieza el alma a vibrar porque se llena de frío

 

Cuando un amigo se va queda un terreno baldío

que quiere el tiempo llenar con las piedras del hastío

 

Cuando un amigo se va se queda un árbol caído

que ya no vuelve a brotar porque el viento lo ha vencido

 

Cuando un amigo se va queda un espacio vacío

que no lo puede llenar la llegada de otro amigo”

https://www.letras.com/alberto-cortez/413067

Cuando un amigo se va es la canción que Alberto Cortez escribió para su padre cundo éste murió. Ha sido interpretada por muchos cantantes en todo el mundo, y se convirtió en un himno a la amistad, no solo entre padres e hijos, sino entre todos los seres humanos.

A través de esta canción me hermano con todos aquellos que han perdido un amigo.

Es posible que a ese amigo que recién murió no lo habían visto a últimas fechas, mas su recuerdo siempre estaba presente, en una forma u otra, en sus vidas: el tiempo y la distancia no afectan el cariño verdadero.

La amiga que se fue se llamaba Patricia Malo J.. Nos conocimos en 1956, hace ya 64 años, cuando asistimos a la misma escuela. Al recordarla me vienen a mi memoria su agilidad mental y simpatía: le ponía apodos a todo mundo con una agudeza muy fina, rimaba frases sobre lo que le acababas de decir en segundos, ideaba las más increíbles travesuras para molestar a profesores y compañeros.

Patricia se portaba en forma impulsiva, vehemente, entregada, comprometida, y todo lo que estas características conllevan cuando se llevan al extremo. Era tajante en sus afectos: “Te quiero y estoy contigo 100%”, o “No quiero saber nada de ti y no te dirijo la palabra”.

Enfrentó momentos muy duros a lo largo de su vida, y salió adelante de ellos, a veces con cicatrices muy dolorosas. Su adoración fueron sus hijos y nietos, a los que veía o no, según fuesen sus cambios de humor.

Como amiga pasamos épocas en que convivíamos hasta 7 horas cuando yo tenía tres hijos y ella no había logrado llevar a término un embarazo. Le dio a una de mis hijas un cariño sin límites: la vestía, cuidaba, jugaba con ella, la bañaba, le compraba regalos. Cuando mis hijos estaban en la escuela íbamos al supermercado, y se bajaba ella a comprar mi mandado, para que yo no cayera en las “ofertas”  y, después, yo hacía lo mismo con lo que ella necesitaba adquirir.  Jugamos horas enteras scrabble en el que casi siempre me ganaba.

Pasó el tiempo y ella logró tener tres hijos a los que les daba todo su amor y cuidaba con esmero. La disciplina, el orden y la organización para llevar su casa eran ejemplares, así como su buen humor, a veces un poco, o un mucho, cáustico.

Hubo muchas cosas que aprendí a través de ella: a cuidar mi autoestima, a no culpar a los demás por lo que “me pasa”, a mantener la congruencia en todas mis acciones (sentir, pensar y actuar en la misma frecuencia), a utilizar la resiliencia cada vez que tropiezo y me caigo, a tener siempre presente el SENTIDO DE MI VIDA Y MI MISIÓN.

Gracias Paty por haberme ayudado a crecer y a ser mejor persona.  Tú ya cruzaste el umbral que nos lleva a otra realidad según las creencias de cada quien. Que la luz ilumine tu camino.

 

# YO ME QUEDO EN CASA (8-B)

Los temas que he publicado han surgido en forma espontánea, así que me llama la atención que al de hoy le toque el número 8. les diré por qué.

Porque la emoción que abordamos hoy es el MIEDO que, como nos consta está presente en la mente y el corazón de la mayoría de las personal del mundo ante la pandemia que estamos padeciendo.

Para ello, veremos algunas interpretaciones del significado del número 8:

  • Significa el comienzo.
  • Simboliza la transición entre el cielo y la tierra
  • Escrito horizontalmente, representa el infinito y la abundancia
  • Nos habla de la organización, la perseverancia y el control de la energía para producir logros materiales y espirituales.
  • Los estudiosos de la Biblia saben que el número 8 es la representación de la resurrección, el renacer y el nuevo comienzo.
  • En lo espiritual nos habla de transformación, del inicio de algo nuevo. Así como el octavo día se da inicio a un nuevo ciclo en la semana, también en lo musical tiene un significado importante. Y es que la octava es la unidad fundamental en las escalas, siendo la octava nota la misma que la primera, y el comienzo de una nueva unidad.
  • También en el plano espiritual, el significado del número 8 está asociado al orden y a la abundancia.
  • Según el Tarot, el Arcano número VIII, La Justicia, representa el correcto balance de las energías, el mundo real y objetivo, el desarrollo de nuestros talentos y dones.
  • Está asociado con la capacidad de crecimiento y organización, como así también el uso de estrategias determinadas para dar rienda a nuestro poder de creación.

En el significado del número 8 encontramos muchas puertas abiertas para que esta crisis sanitaria se convierta en una oportunidad de renovarnos, equilibrar nuestras energías: física, mental, emocional y espiritual, para mantener una relación armónica con el mundo entero y el universo y, tal vez, iniciar un nuevo camino que nos conduzca hacia la trascendencia y el bienestar integral. Reflexionemos sobre ello.

Respecto al miedo, cuando lo sentimos, es muy importante definir si la amenaza es real o imaginaria. En este caso es real: el coronavirus es una amenaza real. Para ello vamos a ocuparnos, no preocuparnos que sólo logrará provocar un desgaste emocional y físico importante que puede favorecer el que seamos candidatos a contraer la enfermedad, de tomar las medidas convenientes para prevenir el contagio, y el manejo médico si ya lo estamos padeciendo.

¿En qué nos puede ayudar la Inteligencia Emocional? En primer lugar, a definir A QUÉ LE TENEMOS MIEDO. Las personas responden a esta pregunta: “A enfermarme, al dolor, a quedar dañada”, y curiosamente, casi nadie dice: “TENGO MIEDO A MORIR”, que es el motor que desata y alimenta el miedo.

Estamos acostumbrados a evitar pensar en nuestra muerte, o la de nuestros seres queridos. Nos pasamos la vida en la evasión mediante fugas como el tabaquismo, alcoholismo, drogadicción, adicciones leves o graves, al trabajo por ejemplo. Nos llenamos de actividades que nos impiden pensar, ya que estamos en una frenética carrera para cumplir con todas.

Cuando logramos aceptar la muerte, que es nuestra compañera desde que nacemos, deja de ser una amenaza. Esto lo expresó muy claramente en un poema Jaime Sabines:

Alguien me habló todos los días de mi vida
al oído, despacio, lentamente.
Me dijo: ¡vive, vive, vive!
Era la muerte.

Esa es la meta: vivir en lugar de sobrevivir hasta morir.

Todos vamos a morir, un día u otro, la diferencia es que nosotros podemos decidir cómo, cuándo, con quién, dónde, a qué hora, etcétera, llegará ese momento. Tal vez les parezca temeraria esta afirmación que me enseñó mi Guía y Maestro, el Dr. Octavio Rivas Solís, cuando yo me negaba a aceptar la muerte de uno de mis hermanos porque era inesperada y él muy joven.

Llevo 26 años ejercitando la Tanatología y he acompañado a muchas personas hasta el final de sus vidas. Todas ellas se han ido con una gran paz en el alma (mente y corazón, espíritu) que se reflejaba en su rostro, sin un rictus de desesperación o angustia.

El factor común es que muchas de ellas tenían un Proyecto de vida, en el que se aceptaba la presencia de la Muerte como la Meta final de la vida, o lo habían diseñado para decidir cómo vivir los meses que les quedaban ya que padecían una enfermedad terminal.

A este respecto, he sido testigo cómo una señora a la que le dijeron: “Tres meses de vida”, vivió cinco años, y cómo un hombre joven, con una enfermedad terminal, una vez que terminó su duelo anticipado, y se aseguró que su esposa y tres hijos habían vivido y resuelto su propio duelo, decidió cuándo morirse y lo hizo con toda la paz del mundo. También me consta como una señora dijo que cuando sucediera X evento, a ella le daría un infarto cardíaco, lo que sucedió tal cual. En fin, son muchos casos en los que he tenido el privilegio de estar con ellos en su tránsito hacia la muerte, y sé que puede hacerse con amor, paz, tranquilidad, esperanza.

Si aceptamos que podemos morir hoy o mañana, dejamos de postergar lo importante y establecemos nuestras prioridades para que morir no sea algo traumático para nadie, y tengamos la oportunidad de VIVIR plenamente el hoy, construyendo el mañana cada día.

¿Por qué postergar el perdón a nuestros padres, hermanos, pareja, hijos, vecinos, amigos, enemigos? El odio es una cadena que nos impide ser felices y desgasta en forma brutal nuestra energía.

¿Por qué postergar decir y mostrar a nuestros seres queridos que los amamos, valoramos, respetamos, aceptamos sus defectos y carencias, reconocemos sus logros y potencial, que confiamos en ellos?

¿Por qué no empezar ahora mismo un proceso de resiliencia* para ser la mejor versión de nosotros mismos?

¿Por qué no revisar nuestras prioridades para ver si estamos de acuerdo con las que hemos adoptado hasta hoy?

Hay muchos ¿Por qué? pendientes de resolver si queremos ser felices y trascender.

Vamos a reflexionar sobre estos puntos y mañana veremos técnicas para canalizar el miedo.

*Resiliencia viene del término latín resilio, “volver atrás, volver de un salto, resaltar, rebotar”. ​ El término se adaptó al uso en  psicología y otras ciencias sociales para referirse a las personas que, a pesar de sufrir situaciones estresantes, no son afectadas por ellas.

La palabra resiliencia, en cuanto a la física y la química, designa la capacidad del acero para recuperar su forma inicial a pesar de los golpes que pueda recibir y a pesar de los esfuerzos que puedan hacerse para deformarlo. En cuanto a las personas, es la capacidad de encontrar dentro de sí mismo todos los elementos necesarios para estructurar una mejor persona. ​