Con una foto vertical apareció ayer Josep Guardiola en la portada del periódico El País. Se le veía de espaldas, subiendo una escalera que tenía muchos peldaños por delante, con la cabeza ligeramente volteada hacía la izquierda, como para ver a alguien que le había hablado. El mensaje subliminal es obvio.
Al Pep Guardiola, como le llaman por lo general, lo consideran un ejemplo de la MarcaEspaña que puede compensar la imagen adversa que ha generado la situación económica española, e inclusive, ser capaz de abrir nuevos horizontes para salir delante de la crisis.
Soy aficionada al futbol, y de los equipos españoles, mi favorito es el Barcelona desde hace mucho tiempo, por lo que he seguido de cerca los juegos, eventualidades y triunfos de este equipo.
El liderazgo de Guardiola fue una pieza clave para el Barca. Con él ganaron 14 títulos en 19 años, e hicieron el triplete: Copa, Liga y Champions. Sus técnicas motivacionales incluyen todos los recursos psicológicos más actualizados. Es un hombre que está al día y, tal vez, con un pie en el futuro en todos sentidos.
Cuando dejó al Barca, lo buscaron muchos equipos internacionales que le ofrecieron cuantiosas sumas de dinero para que se fuera con ellos. Con toda discreción, declaró que estaba cansado, que quería tener un período de descompresión, y que más adelante vería qué convenía hacer.
Se fue a vivir a Nueva York y tomó un año sabático. ¿Se dedicó a la fiaca?, ¿al dulce placer de fare niente? ¿a hacer turismo intrascendente? Nooooooo. Se dedicó a prepararse para el futuro, entre otras cosa, estudió alemán cuatro horas diarias durante seis meses. ¿Intuía o sabía hacía donde se dirigía?
Esa preparación le permitió llegar y triunfar en su presentación como nuevo entrenador del Bayern Munich, actual campeón de la liga europea, considerado por muchos, el mejor equipo de futbol actual.
Había expectación, excepticismo,el deseo inconsciente de algunos alemanes reacios a que un extranjero dirija su equipo campeón, de que se equivocara o cayera mal, y había también quienes consideran que un líder como él, que se toma su tiempo para pensar las cosas, que no traiciona al equipo en el que está trabajando, mientras por debajo del agua ya tiene “apalabrado” su contrato con otro, tiene la capacidad de vencer retos.
Lo logró. Ante cerca de 270 periodistas, directivos del equipo e invitados, llegó, habló y venció. ¿Por qué? Porque lo hizo en un impecable alemán, el idioma del equipo y del país en el que va a trabajar, además de pedir disculpas por no hablarlo perfecto. Porque contestó preguntas con fluidez en cinco idiomas: alemán, inglés, italiano, castellano y catalán. Porque estaba impecablemente vestido, con un traje sobrio y corbata. Por su humildad y sencillez, al decir que era él quien se iba a adaptar a los jugadores, y reconocer que era un equipo triunfador que le estaba dando una oportunidad muy valiosa y que era una bendición que le permitieran trabajar con ellos. Por su carisma, su sonrisa, su falta de afectación y exhibicionismo (no puedo dejar de compararlo con otro entrenador recién contratado por una cantidad millonaria que adolece de estas cualidades).
Considero que podemos aprender mucho de Pep Guardiola. Le deseo una larga y exitosa trayectoria, con una familia integrada, para que siga siendo referente para muchos jóvenes (y algunos viejos), de cómo prepararse para triunfar.