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Agosto 21 del 2014

Renovación 234

Durante años hemos controlado, o intentado controlar, todo: a los demás, lo que iba a suceder, lo que sentíamos, lo que deseábamos.

Vamos ahora a dejar que las cosas sucedan como van a suceder. Eso no quiere decir omitir nuestra parte en el diario devenir. Vamos a hacer lo que corresponde a cada momento y circunstancia presente, y vamos a hacerlo con amor y diligencia, sin obsesionarnos con la idea de que todo se tiene que hacer “a nuestra manera”, como nosotros queremos y esperamos, y en el tiempo y forma que determinamos.

Vamos a dejar de controlar a las personas. Todos los que nos rodean son seres humanos libres, independientes, autónomos. Aceptemoslos como son, con sus carencias y limitaciones sin quererlos cambiar, sin imponer nuestros deseos y creencias, sin luchar por controlar lo que hacen, piensan, sienten.

Esto es particularmente difícil con nuestros seres queridos cuando hemos estado en una relación de codependencia durante años.

Empecemos por respetarlos y darles su espacio.

Aceptemos que cada uno tiene un ritmo para crecer y madurar, y que es necesario respetar su tiempo para modificar hábitos tóxicos.

Vamos a darles todo el amor del mundo, envuelto en un papel de regalo lleno de estrellas en las cuales hay una palabra escrita en cada una: paciencia, tolerancia, comprensión, empatía, solidaridad, ternura, respeto, cariño, reconocimiento, escuchar, aceptación, confianza, seguridad, generosidad, constancia, perseverancia, etcétera. Y vamos a empezar por darnos todo ese amor a nosotros mismos.

Julio 12 del 2014

Renovación 194

Confiemos en nuestra intuición, en esa chispa divina, o cibernética conectada al Universo, que nos manda mensajes por medio de sueños, metáforas, indirectas, sensaciones a las que algunos llaman “latidos”.

Todos nacemos con la capacidad de intuir, algunos la desarrollamos más que otros, y hay quien ni se entera nunca antes de morir que la tenía.

Según la Wikipedia, en el marco referencial de algunas teorías psicológicas, se llama intuición al conocimiento que no sigue un camino racional para su construcción y formulación, y por lo tanto no puede explicarse o verbalizarse. La persona puede relacionar esa información con experiencias previas o no, y por lo general no sabe por qué llega a una determinada conclusión. Son reacciones emotivas repentinas a determinados sucesos, percepciones o sensaciones.

Coloquialmente, a la intuición se le llama “presentimiento”.

Si tendemos a racionalizar todo lo que nos pasa = analizar y encontrar “razones” para justificar una determinada forma de pensar o actuar, tal vez convenga tomarnos unos segundos y hacer un ejercicio de introspección para escuchar a nuestra intuición.

En nuestro interior están todas las respuestas.

Silenciar a la “loca de la casa” y darnos la oportunidad de escuchar y sentir nos permitirá avanzar y fluir con menos esfuerzo.

Junio 7 del 2014

Renovación 159

Dejar fluir la vida es necesario para disfrutar el camino, crecer y trascender.

La vida es como el mar, tiene altas y bajas, tiempos de calma y tiempos de aguas agitadas por tormentas, ciclones, huracanes. Es conveniente fluir en y con los cambios.

También en nuestras relaciones, hay tiempos para estar cerca, y tiempos para crecer cada quien en forma individual.

Respetar el ritmo de cada quien y sus decisiones es necesario si queremos que siga el lazo afectivo o amoroso.

Juzgar, querer imponer nuestro criterio, nuestras ideas, nuestra opinión, sólo sirve para que el otro se aleje.

Cuando alguien se aleje, dejémoslo ir. Necesita su espacio y su tiempo para diseñar su Proyecto de vida, en el que no sabemos si estaremos nosotros presentes o no, o puede estar en la negación y la evasión, de la que saldrá cuando haya aceptado la realidad.

Pidamos para él, o ella, muchas bendiciones y vamos a enviarle energía positiva para que triunfe en sus metas.

Abril 19 del 2014

Renovación 110

Dejar fluir. Hemos escuchado esto muchas veces y lo hemos mantenido lejos de nosotros, como algo ajeno que no nos atañe. Ahora que estamos tranquilos, vamos a meternos en el flujo de la vida, de la salud, de la alegría, del bienestar.

Para ello vamos a dejarnos llevar por las dos emociones auténticas placenteras: el amor y el placer. Vamos a encontrar varios caminos para vivir momentos de placer con quien amamos, o con lo que amamos.

“No tengo tiempo”, “Después salimos a pasear”, Ahorita no puedo”. Hemos dicho frases como estas muchas veces para postergar un momento de gozo con nuestra pareja o nuestros hijos. En ocasiones, el después no llega, arriba primero el infarto, el hijo que se va de casa, la pareja que encuentra quién conviva con ella.

Vamos hoy a darnos un espacio para fluir en el amor y disfrutarlo.

Vamos a acercarnos a nuestros seres queridos y a darles un beso y unos minutos de “papacho”, aliento, o diversión y risas.

Todos nos sentiremos mejor después de hacerlo.

DEJAR FLUIR LA ENERGÍA

Algo que podemos hacer para empezar más ligeros de equipaje el año próximo, es eliminar muchas de las cosas que salen sobrando en nuestra vida. ¡Cuidado! No hablo de personas, sino de objetos inútiles que hemos acumulado en el tiempo.

Por ejemplo. Estamos en época de dar. Abre tu closet y si hay tienes ropa que hace varios años no usas, ponla a circular = dásela a alguien que la reciba con gusto, puede ser alguien conocido, un asilo, orfelinato, internados de beneficencia, en fin, hay muchas maneras de que le sirva a alguien. Ahora bien, si se trata de vestidos de firma, llévalos a una tienda de ropa semi-nueva y permite que alguien los disfrute.

Sigue con los cajones del comedor o la cocina donde vas a encontrar muchas cosas que no te sirven, y que es posible no te sean útiles en el futuro. ¡Tíralas!

Ahora ve a tu escritorio donde tienes sin archivar todos los folders de este año, porque el archivero está saturado con los de 10 años para atrás. Certifica cuánto tiempo requiere Hacienda que guardes los papeles oficiales, separa escrituras, contratos, pólizas, garantías de aparatos domésticos, documentos oficiales, etc., y empieza a eliminar esos folletos que ya están obsoletos, los artículos de periódicos o revistas que ya están fuera de tiempo. Quédate con lo que sirve y elimina, elimina.

Zapatos, eso es algo de lo que a mí me cuesta trabajo desprenderme, y me fascina comprar. Tengo muchísimos pares de zapatos, no tantos como Imelda Marcos, pero si más de los que necesito. Hay personas que caminan descalzas porque no pueden darse el lujo de comprarse un par de zapatos. Compártelos. Hay organizaciones religiosas y seglares que “venden” la ropa usada a personas de escasos recursos por un precio mínimo. Regálalos.

Si tienes muchas novelas y libros, hay grupos que los llevan a los reclusorios y forman círculos de lectura con los reos, hay bibliotecas en comunidades de escasos recursos en las que pueden tener cabida. Si son en inglés, dáselos a las Damas Voluntarias del hospital ABC, llévalos al templo que está en Montes Auvernia y Paseo de la Reforma, en las Lomas de Chapultepec, o busca alguna otra organización que los utilice.

Aprovecha y dale una “limpiadita” a la cocina. A veces guardamos el sartén nuevo, los vasos, las tazas, etc. que nos regalaron o compramos, y seguimos utilizando los que están deteriorados. Checa tus envases de plástico para ver si todos tienen tapas, si cierran bien, si no están cuarteados. Ve en la despensa si no tienes latería que venció hace años o meses. Te vas a llevar una sorpresa con todo lo que no sirve que almacenas en la cocina.

La idea es eliminar cosas y compartir, para dejar fluir la energía. Cuando nosotros damos, entramos en el flujo de recibir. Hazlo con amor, con cariño y con firmeza. ¡¡¡¡¡¡ Suerte !!!!!