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# YO ME QUEDO EN CASA (10)

Al ver la cacerolada que en España le dieron a su Presiente, creo conveniente hablar de la ira, enojo, rabia, que se puede presentar en estos momentos. Ya hemos reflexionado sobre el miedo que sentimos ante la presencia del coronavirus y sus consecuencias, ahora veremos la importancia del manejo de la ira.

Comencemos con una definición:

La ira, cólera, rabia, enojo o furia es una emoción que se expresa a través del resentimiento o de la irritabilidad. Los efectos físicos de la ira incluyen aumento del ritmo cardíaco, de la presión sanguínea y de los niveles de adrenalina y noradrenalina. Se presenta como parte de la respuesta cerebral de atacar o huir de una amenaza o daño percibido, y puede tener muchas consecuencias físicas y mentales.

Estamos en una crisis sanitaria y es esperado que sintamos enojo:

  • Cuando vemos que los gobernantes no actuaron a tiempo para prevenir y combatir una amenaza que ya era una realidad en otros países.
  • Ante la amenaza de perder nuestros ingresos, además de miedo, nos hace sentirnos vulnerables.
  • Al vernos obligado a una actitud, aparentemente “pasiva” ante la crisis,
  • Si otras personas no reaccionan ante la amenaza según nuestras expectativas..
  • Al constatar que no estamos preparados para crisis de esta envergadura.

Aceptemos pues que podemos sentirnos iracundos, muy enojados o molestos en más de una ocasión, y pongamos en práctica un manejo asertivo de la ira para que no afecte nuestras vidas, y las de los que nos rodean, y terminemos con daños considerables en nuestro organismo, relaciones familiares, y disminuyan las posibilidades de salir adelante.

Podemos externar nuestra ira siempre y cuando sigamos la siguiente regla:

  • NO DAÑAR A NADIE
  • NO DAÑAR NADA
  • NO DAÑARNOS A NOSOTROS MISMOS.

Es necesario encontrar una forma asertiva de manejar nuestra ira para cumplir con esos puntos.

Por lo pronto, antes de explotar contra la persona que tenemos cerca, tomemos un tiempo para tranquilizarnos y reflexionar antes de abrir la boca. A las palabras no se las lleva el viento, quedan como puñales clavados en el corazón.

Acciones que podemos tomar para manejar nuestra ira:

  • Identificarla
  • Reflexionar sobre su origen y responsabilizarnos de ella
  • Respirar para oxigenar más nuestro cerebro
  • Contar hasta 10, 100, 1000 antes de actuar
  • Hacer ejercicio para descargar energía física
  • Hablar siempre en primera persona: “NADIE PUEDE HACERME SENTIR ALGO QUE YO NO QUIERA SENTIR”
  • Es posible que haya cosas irritantes ante nosotros, es nuestra decisión cómo vamos a reaccionar ante ellas
  • Hacer ejercicios de relajación y meditación
  • Expresarla de forma que no dañe a nadie, nada ni a mí mismo
  • Canalizarla físicamente: golpear una almohada, exprimir una toalla gruesa mientras nos duchamos, practicar con un punching bag, y pensar en lo que nos enoja. Es conveniente hacer esto en privado,, no ante los demás.
  • ANALIZAR qué es lo que nos enoja tanto y por qué.
  • Utilizar el remanente energético en actividades positivas: lavar las paredes, arreglar el closet y sacar todo lo que no sirve.
  • UTILIZAR EL HUMOR EL MAYOR TIEMPO POSIBLE.
  • Mantener una mentalidad positiva como una constante.

LA IRA SE MANEJA, NO SE REPRIME NI SE CONTROLA. PODEMOS CONTENERLA PARA MANEJARLA EN UN MOMENTO OPORTUNO.

Si reprimimos la ira vamos a generar resentimiento o rencor, ello puede llevarnos a debilitar nuestro sistema inmunológico y contraer enfermedades.

# YO ME QUEDO EN CASA (8-C)

¿Qué hacer con nuestro miedo? ¡Eliminar lo que lo genera!  Estamos frente a una pandemia, por lo tanto, tomemos TODAS las medidas de precaución posibles, aprendamos de la experiencia de los países que están luchando en una forma drástica y razonable,  a la vez que tienen una VISIÓN muy clara de lo que es necesario hacer para lograr entrar en una fase de remisión. ¡ESO ES TODO!

El exceso de miedo puede ser tanatofobia o estar conectado con otros conflictos pendientes de resolver. Por lo tanto, una vez cumplido el protocolo de protección, VAMOS A CANALIZAR TODA NUESTRA ENERGÍA AL PROCESO ASOCIADO CON EL NÚMERO 8: RENOVACIÓN, NUEVO INICIO, RESILIENCIA.

Esta es otra oportunidad asociada al número ocho, la de poder controlar y canalizar nuestra energía con asertividad para lograr salir adelant4e con éxito. En post anteriores he hablado mucho del manejo de energía, si les interesa el tema, búsquenlos aquí mismo.

Para una renovación, como primer punto, haremos un balance de nuestras vidas hasta hoy, para lo cual escribiremos:

1.- En forma de columna cuáles han sido nuestros logros. Incluiremos TODOS, aún los más pequeños.

2.- Una lista de nuestras cualidades, habilidades, destrezas, virtudes (también en forma de columna).

3.- Frente a los logros, anotaremos las cualidades, destrezas, virtudes, que facilitaron el que obtuviésemos ese logro.

El resultado es nuestro capital, nuestro potencial ya desarrollado, y vale la pena recordar que existe un potencial no desarrollado dentro de nosotros esperando la oportunidad de ser utilizado y acrecentado cada día.

4.- Cómo podemos optimizar todo lo positivo con lo que contamos dentro de nosotros.

5.- Los sueños que no hemos podido o sabido construir, o que han sido olvidados o  postergados.

6.- Qué queremos hacer en la vida de aquí a que lleguemos a la Meta Final.

7.- Todas las metas que queremos alcanzar en los cuatro roles de vida: Pareja, Familiar, Social, Laboral.

8.- Con asertividad y creatividad, renovaremos modificaremos o diseñaremos un Proyecto de vida que incluya todo lo anterior, y lo empezaremos a cumplir HOY = RENOVACIÓN, RESILIENCIA, NUEVO INICIO.

 

 

 

 

INDEPENDENCIA ¿SUEÑO O PESADILLA?

Amanecí como si me hubiese pasado un ferrocarril por encima debido a que, durante la noche, pasé mucho tiempo entre sensaciones de duermevela, de ensoñación, de pesadilla, que desgastaron mi energía en una forma atroz.

Voy a compartir con ustedes lo que viví en ese sueño o pesadilla. Iba yo sentada en un hermosa tapete persa que volaba entre un cielo azul despejado, durante un amanecer muy bello, lleno de luz y tibieza. No sabía adónde nos dirigíamos, pero intuía que mi vehículo sí.

Llegamos a un hermoso reino, con campos florecientes, donde me habían dicho que se respiraba un ambiente de bienestar y prosperidad, que se traducía en una sonrisa de bienvenida a todos los que ahí llegaban.

Sin embargo, cuando el tapete se posó sobre tierra, encontramos a campesinos que peleaban entre sí, con distintos estandartes y proclamas.  Preguntamos qué pasaba y nos dijeron que uno de los grupos apoyaba al nuevo Rey y sus ayudantes, mientras que el otro, quería elegir a quién los representaría mediante el voto de todos.

Al frente de una manifestación de los rebeldes, estaba el Rey. Al verlo me quedé asombrada: parecía un personaje de película tragicómica, chaparrito, cincuentón, flacucho, con un flequillo a lo Príncipe Valiente que se le ve simpático a un niño pequeño, y ridículo a un hombre de su edad; con unos lentes que escondían unos ojos que esquivaban la mirada. Su lenguaje corporal transmitía el mensaje: “Mira lo que me obligaste a hacer” de un niño que ha hecho algo que sabía estaba prohibido.  “Los demás tienen y tendrán siempre la culpa de todo lo que salga mal, sea lo que sea”.

Sus ademanes, restringidos muchas veces, eran suaves, buscando la complicidad de algunas personas en especial.  El colmo de mi asombro fue cuando dio un discurso: por su forma de hablar era la reencarnación de Cantinflas: decía que no había dicho lo que pensaba decir cuando decía todo lo contrario. Es decir, que las cosas no estaban ni bien ni mal, sino todo lo contrario. Cuando terminó, todos nos preguntamos: ¿Qué dijo? ¿Qué si o que no? ¿Va a dejar el reino? ¿Va a dejar que todos decidan quién será nuestro Rey? ¿Quiere que declaremos una revolución? ¿Alguien entendió algo?

La mayor duda era sobre si él quería separar al reino de todos los que los rodeaban, construir una muralla y aislarse del mundo. Decía que quería ser independiente para encubrir su necesidad de pasar a la historia. Hasta ahora, todos los reinos que habitaban en esa península habían mantenido una unión comercial, cultural, social, política, económica, que favorecía el bienestar de todos: para los extranjeros eran una totalidad con una reglamentación acordada por todos, integrada por reinos autónomos que tenían cada uno su Rey.

Junto a este Rey estaba siempre su Ministro, otro personaje singular: era la viva estampa de Sancho Panza, el compañero inseparable de El Quijote, nada más que no tenía ni la inteligencia natural, ni la chispa, ni el ingenio o intuición del querido Sancho. Otra coincidencia era que nunca se bajaba de su burro.

Este Ministro era obeso en primer lugar, no por haberse comido todos los jamones y chorizos del mundo, sino por haberse atragantado con muchas ideas maquiavélicas y siniestras que guardaba en su interior, ya que no las podía digerir.

Por si fuera poco traía una tonsura (círculo rasurado que llevan algunos clérigos en la coronilla). Me dio curiosidad porque los calvos, por lo general empiezan con una frente que crece por segundos y unas entradas que parecen salidas, lo cual dicen que pasa por pensar mucho. No sé si la tonsura de nuestro “gordito” era natural o no, lo que sí sé es lo que hacían los francos y los godos: tonsuraban a los príncipes incapaces de suceder en el trono.

El Rey y su Ministro rompieron con todos los demás reinos y se declararon independientes, sin saber bien a bien lo que hacían, lo que querían, ni valorar  lo que podía pasar, vamos, ni siquiera lo que significaba esa palabra. ¿O sí?

Ellos les habían prometido a sus campesinos una Ínsula Barataria y no querían decir que ésta no existía o que, dadas las circunstancias, no era el momento de salir a buscarla.

Ante lo crítico de la situación, se reunieron los sabios del reino declarado, en forma ilegal, independiente. Veamos que opinaron:

  • Que los otros reinos querían apropiarse de sus tierras y palacio, por lo que los convertirían en sus esclavos.
  • Que el Rey sufría una manía de superioridad, basada en su complejo de inferioridad, que lo llevaba a buscar que todos hablasen de él, cosa que su peculiar Sancho Panza aprovechaba alimentando sus delirios, ya que él no podía ser Rey.
  • Que el Rey era un esquizofrénico peligroso que no podía ni articular sus ideas, ni expresarlas con una estructura mental adecuada al tema. Que lo más adecuado era recluirlo en la Casa de la risa, para que viviera en su propia Ínsula Barataria, feliz y tranquilo por el resto de sus días.
  • QUE LO QUE CONVENÍA ERA QUE TODOS LOS HABITANTES DEL REINO, FUERAN O NO PARTIDARIOS DEL REY, VOTASEN PARA DECIDIR QUIÉN LOS IBA A GOBERNAR Y A CONSERVAR LAS ALIANZAS CON LOS DEMÁS REINOS.
  • Que, en virtud de que los campesinos a los que les tocaba sembrar no tenían semillas, y los que acababan de cosechar no podían venderles a los otros reinos y se les pudriría lo cosechado en los silos, se nombrase un sustituto del Rey provisional, en lo que todos votaban por el gobernante que querían tener, ya que convenía re-establecer las relaciones con todos los otros reinos, para seguir comerciando en santa paz.
  • Hubo el sabio didáctico que les expuso la siguiente teoría:
  • “Cuando el ser humano es concebido (algunos animales también) es dependiente al 100% para su manutención y sobrevivencia, vive en una total simbiosis, ya que no podría continuar vivo por sí mismo. Nace y conforme va creciendo, unos antes y otros después, se va haciendo autosuficiente, hasta llegar a conseguir su alimento y garantizar su supervivencia. El hombre es, tal vez, el más lento de los animales en ese sentido.
  • Los niños van formando su YO, independiente de la madre y de la familia y su entorno. Cuando tienen un desarrollo sano, transitan por varias etapas, según un sabio muy antiguo: el primer año es la etapa oral, si se atoran ahí, tendrán problemas de dependencia al alcohol, drogas, o trastornos alimenticios cuando crezcan (gordura y obesidad, bulimia, anorexia), alcohólicos, verborrea, etc. Sigue la etapa anal que si no es manejada en forma sana, los niños podrán terminar siendo perfeccionistas, manipuladores, coleccionistas, obsesivos, etc. Sigue la genital, donde suele darse una identidad sexual. Mal manejada engendrará hijas o hijos enamorados de sus padres, incapaces de establecer relaciones sanas de pareja. También personas con trastornos de tipo sexual.
  • Sigue la etapa social, donde el niño o niña aprende a convivir, compartir, disfrutar la compañía de otros. Todavía es dependiente en muchos sentidos.
  • Y llega la adolescencia, donde se desea tener la independencia total. Los chicos se pelean con sus padres, con las ideas, con lo retro, con sus maestros y compañeros. Quieren romper con el pasado. «Ser ellos».  
  • Muchos quieren LA LIBERTAD SIN LA RESPONSABILIDAD. Quieren ser autónomos, mandar en sus vidas, decidir qué hacer y cómo, cuándo y en dónde hacerlo, sin ser capaces de sobrevivir por sí mismos.
  • UN GRAN RIESGO ES CUANDO NO ASIMILAN QUE SU LIBERTAD TERMINA DONDE EMPIEZA LA DEL OTRO.
  • Cuando se logra transitar en una forma asertiva durante la adolescencia y se cierran los núcleos pendientes de los primeros siete años, se llega a SER UNA PERSONA ÍNTEGRA.
  • Ahí se constata la realidad de que lo ideal es que todos seamos independientes en nuestras ideas, creencias, hábitos y costumbres, etc., en la medida en que estemos solos. Al entrar en sociedad, nos damos cuenta que:

                                              “TODOS NECESITAMOS DE TODOS”

  • Si tenemos un YO fuerte, sin dependencias, sin núcleos no resueltos, sin complejos, y contamos con una mente sana, un espíritu noble y generoso, tenemos la capacidad de amar a los otros en la misma medida en que nos amamos a nosotros mismos, podremos entrar en una dinámica que se llama:

                                                   INTERDEPENDENCIA     

       En la que todos vamos a unirnos con un objetivo común: EL NOSOTROS.  

      Seremos muchos YO INDEPENDIENTES, que buscan, trabajar y colaborar por         el bien común, sin menoscabo de la identidad propia, en una forma armoniosa y         pacífica. No hay luchas de poder, no hay complejos, no hay separaciones, no hay       intereses ocultos en esta actividad común: buscar todos ser mejores cada día y             apoyar a que todo los demás lo sean.

  • Así terminó el sabio: Veamos si el Rey es una persona simbiótica, acomplejada, con algún tipo de trastorno de conducta o alteración del principio de la realidad (desde borderline a psicótico), si tiene un YO fuerte o tiene miedo de ser “invadido” por los demás y dejar de ser independiente; si lo cantinflesco de su forma de hablar es proyección de una confusión mental o de un plan maquiavélico suyo y de su Sancho Panza para lograr el poder.

Tras esta exposición, todos los sabios, menos la minoría: los rebeldes incondicionales del Rey, con quien mantenían una relación simbiótica, ya fuera económica, social o emocional, votaron a favor de la cordura y de pedirle al soberano que dejara paso a un período de transición en lo que TODOS ELEGIRÍAN AL NUEVO REY.   

Nota: Este sueño, o pesadilla, es producto de mi imaginación. Cualquier parecido con personajes reales o circunstancias actuales o del pasado, es pura coincidencia.

COMETER ERRORES

 

Todos cometemos errores, en ocasiones con mucha frecuencia, o puede ser que sea raro que incurramos en ellos.

¿A qué se debe esto?  A una ecuación muy simple:

Error + aprendizaje = menor probabilidad de repetir el mismo error en el futuro.

Así de sencillo. Si cuando nos equivocamos, reconocemos el error, sin perder el tiempo en  buscar los orígenes del mismo, sino cuál es la respuesta que corresponde al estímulo, y procedemos a ejecutarla, habremos avanzado mucho en el camino. Después, si repetimos con frecuencia la misma acción errónea, podremos buscar y encontrar qué es lo que nos lleva a un camino equivocado.

Veamos un ejemplo: Yo me enojo porque mi marido llegó tarde sin avisar y le grito y reprocho su acción de mala manera, le digo que nunca me tiene consideración, etc.  ¿Corresponde la intensidad de la respuesta al estímulo recibido?

Puedo, en lugar de enojarme con anticipación a su llegada, evaluar si hemos acordado la premisa de avisar si vamos a retrasarnos como una muestra de respeto al tiempo del otro, y para evitar que la inseguridad en que vivimos se adueñe de quienes nos esperan, y planeo cómo podemos hacerlo en el futuro. Es factible que, en lugar de gritar, agredir, insultar, reprochar cosas del pasado, le pregunte qué paso, lo ESCUCHE (no lo oiga) y, de acuerdo a su respuesta, entable un diálogo asertivo cuyo objetivo sea evitar que se repita la falta otra vez, para así poder comunicarnos y no caer en un monólogo compartido en que a ninguno de los dos le interesr lo que piensa, siente, dice el otro, sino manifestar una frustración que puede no proceder del hecho de que la pareja llegue tarde.

Esto podemos extrapolarlo a todos los enojos que vivimos en el día a día. Evaluemos si nuestra respuesta ante un error, una falta de consideración, o una agresión, es proporcional al estímulo recibido.

¿Cuándo me enojo, JUZGO, insulto, descalifico, agredo, magnifico el error o la falta cometida para justificar una acción vengadora, aniquiladora, violenta, depredadora, en contra de la persona que se equivocó o me agredió?

En el caso de una agresión, ya sea física, verbal o psicológica, es necesario poner un límite contundente y firme para no permitirla bajo ningún concepto.

Si se trata de errores cuyas consecuencias no son graves, analicemos si nuestra respuesta es ecuánime, asertiva, inteligente, proporcional al estímulo negativo recibido aquí y ahora.

Hay quienes tienen una personalidad histriónica, y  elaboran un drama desproporcionado,  enarbolan la bandera de la justicia y, de inmediato van a incitar a los demás a que se unan con ellos para que reafirmen su JUICIO hecho a priori, a “bote pronto”, en lugar de analizar los hechos, buscar y encontrar soluciones, rescatar lo positivo de la vivencia para sumar experiencia y conocimientos para la persona que cometió el error y para ella.

Revisemos cómo respondemos a la frustración, cómo actuamos cuando no entendemos qué esperan de nosotros. ¿Lo hacemos con Inteligencia Emocional o aprovechamos la ocasión para sacar el enojo acumulado en el pasado? ¿Por qué y para qué “guardamos” la ira en lugar de manejarla?

Juegos psicológicos

En ocasiones, familiares o amigos pueden intentar establecer una comunicación sesgada, lo que logrará que al final todos nos sintamos mal. Eso es parte de un juego psicológico.

Según el Doctor Eric Berne (1910-1970), autor de la teoría y técnica de la psicología social e individual llamada Análisis Transaccional, un juego psicológico consta de varias transacciones ulteriores entre dos o más personas, con un fin oculto en apariencia, que es conocido inconscientemente por los participantes. Les puso nombres muy accesibles para que los identifiquemos con facilidad.

Veamos un ejemplo para que revisemos si nosotros no los practicamos.

Una señora de 80 años, viuda, que vive sola, está “siempre” enferma, y cada vez que platican con ella se queja de que le duele esto o lo otro. Su amiga la escucha y le sugiere que haga algo para resolver sus males. La conversación sería así:

– Hola. ¿Cómo estás?
– Mal. Hace ocho días me puse mal en la madrugada y le tuve que llamar a mi hijo para que me llevara a su casa. Eran unos dolores terribles.
– ¿Cuál fue el diagnóstico?
– Colitis, pero yo sentía que me moría.
– ¿Ya te la controlaron?
Sí, pero las inyecciones hicieron que me subiera la presión y me sentí muy mal.
– ¿Ya la estabilizaron?
Sí, pero todavía tengo miedo.
– Bueno, lo importante es que ya estás bien. Ahora conviene prevenir que regrese la colitis. ¿Será consecuencia del estrés que estás viviendo?
Sí, pero no puedo evitarlo. No tengo dinero. No tengo ni para comer casi. Eso es lo que me está matando.
¿Por qué no vendes tu casa y te vas a un departamento chiquito? Así podrías vivir bien lo que te queda de vida.
Sí, pero si la vendo, el banco te da una miseria de intereses y me voy a quedar sin nada.
– Si sigues viviendo, sin vivir, en esa casota y te enfermas cada rato, vas a terminar mal. Decide una solución.
– Ya he pensado en rentarla, pero no ese fácil.
– Has dicho eso desde hace dos o tres años. ¿Cuándo lo vas a hacer?
– Es muy fácil decirlo, pero no tengo dinero para la mudanza.
– Es conveniente que reconozcas que tienes la solución en tus manos y puedes resolver tus problemas económicos y de salud cuando quieras. Yo prefiero no hablar ya del tema. Vamos a platicar del tiempo con esto de las ondas frías.

Este juego lo practica una persona que se queja de todo y encuentra cualquier pretexto para justificar su actitud negativa y falta de asertividad. Hace esto para reafirmar su Argumento de Vida mientras evita contactar con su realidad.

A la otra persona le gusta “ayudar a los demás” a encontrar soluciones viables y rápidas para salir de sus problemas, por lo que cae en el juego y en la patología de “Sólo trato de ayudar”. Si alguien no pide ayuda, es que no está dispuesta a recibirla. ¿Qué no ve que su amiga está jugando a “Pata de palo”, a “Pobrecita de mi”, y a Sí, pero”, porque siempre está enferma de algo, todo le duele o le hace daño y “no puede” resolver sus problemas?

Conviene revisar cómo es la comunicación con quienes nos rodean, para lo que recomiendo la lectura del bestseller de Eric Berne: “Juegos en que participamos”, de Editorial Diana.