Hay mujeres que han pasado a la historia por ser pioneras en algún aspecto importante para la humanidad. Dentro de ellas, la personalidad, espíritu de lucha, tenacidad, entrega, vocación profesional, de Marie Curie, me impactó siempre.
Marie Curie nació en Varsovia, Polonia en 1867. Fue una brillante alumna que sabía leer a los 4 años, y fue la primera de su clase en primaria y secundaria. Hablaba polaco, ruso, alemán y francés. Le interesaban la historia natural y la física. Se graduó a los 15 años.
Se fue a vivir a Francia para estudiar en la universidad, lo que no era muy común en las mujeres de esa época. En 1893 obtiene la Licenciatura en Física y en 1894, la Licenciatura en Matemáticas. En ese año, conoció a Pierre Curie, con quien se casó poco después.
El siguiente reto era la obtención del doctorado en física y fue la segunda mujer en la historia en lograrlo. Escribió su trabajo final sobre los elementos “radioactivos”, nombre que ella inventó. Ya casada con Pierre trabajaron juntos y descubrieron dos elementos que se llaman radio y polonio. Trabajar con estas sustancias era muy peligroso y ellos no usaban la protección adecuada.
En 1903 recibió, junto con otros dos científicos el Premio Nobel de Física por sus descubrimientos ¡Fue la primera mujer en recibirlo! Poco después Pierre murió (1906) y cómo era profesor en la Universidad de Paris, Marie lo reemplazó y se convirtió, a los 39 años, en la primera mujer en dar clases de física en la Sorbona.
En 1911 recibió el Premio Nobel de Química en solitario y fue la primera persona en recibir dos de éstos premios Nobel en dos diferentes categorías.
Fundó el Instituto del Radio y el Instituto Curie en París y Polonia. Como los materiales con los que trabajaba eran muy peligrosos le dio una enfermedad llamada anemia aplásica y quedó ciega. Poco después, en 1934 murió y la enterraron junto a su esposo en el Cementerio de París.