# YO ME QUEDO EN CASA (8-A)

Vamos a hablar del MIEDO, una de las tres emociones displacenteras (no hay emociones negativas o positivas, son placenteras o displacenteras), y recordar que es una emoción que viene desde hace muchos siglos ya que sirve para buscar la sobrevivencia ante un peligro o amenaza.

Cuando percibimos una amenaza o un peligro, sea real o no, nuestro cuerpo se prepara para dos soluciones rápidas y efectivas: la lucha o la huida. En ellas está implicado el sistema nervioso autónomo, responsable de las funciones orgánicas de nuestro cuerpo que se producen de forma involuntaria, como el latir del corazón o la respiración. Este se divide en dos: sistema nervioso simpático, que nos dispone para la acción, y parasimpático, que regula las actividades de nuestro cuerpo en reposo.

Frente al estímulo amenazante el sistema simpático produce una respuesta hormonal, generando mayor cantidad de adrenalina y de cortisol. La primera aumenta la frecuencia cardiaca, dilata las pupilas y los bronquios, y nos pone a sudar. La segunda hormona incrementa el nivel del azúcar en sangre y suprime la actividad del sistema inmunológico.

 Esto ocurre de manera temporal, ya que el sistema nervioso parasimpático se encarga a su vez de ponerlo “todo en orden”, pero es fácil imaginar que cuando se repite todo este proceso con demasiada frecuencia o de forma continuada, puede tener consecuencias perjudiciales para nuestra salud.

Todos, en mayor o menor medida estamos sometidos a sufrir estrés ante la amenaza del coronavirus.  Los síntomas de este estrés pueden afectar nuestra salud, sin que nos demos cuenta. Podemos empezar a pensar que nos contagiamos y por eso tenemos un dolor de cabeza irritante, padecemos insomnio, trastornos estomacales, etc. Conviene distinguir los síntomas que se presentan cuando se ha dado el contagio, de los del estrés. Al eliminar el estrés, o manejarlo de una forma asertiva,  impediremos que bajen nuestras defensas naturales.

Es un hecho que los síntomas de estrés pueden afectar nuestro cuerpo,  pensamientos y sentimientos, y comportamiento.

 Efectos del estrés:

En tu cuerpo En tu estado de ánimo En tu comportamiento
Dolor de cabeza ansiedad Consumo de comida en exceso o por debajo de lo normal
Tensión o dolor muscular Inquietud Arrebatos de ira
Dolor en el pecho Falta de motivación o enfoque Drogadicción o alcoholismo
Fatiga Sentirse abrumado Consumo de tabaco
Cambio en el deseo sexual Irritabilidad o enojo Aislamiento social
Malestar estomacal Tristeza o depresión Práctica de ejercicio con menos frecuencia
Problemas de sueño  

 

Conviene ponernos en movimiento para manejar el estrés:

 Hacer actividad física con regularidad

  • Practicar técnicas de relajación, tales como respiración profunda, meditación, yoga, taichi o masajes
  • Mantener el sentido del humor
  • Pasar tiempo de calidad con la familia y los amigos
  • Emplear el tiempo en pasatiempos, leer un libro, escuchar música, escribir, tejer, pintar, dibujar, entre otras.

https://www.mayoclinic.org/es-es/healthy-lifestyle/stress-management/in-depth/stress-symptoms/art-20050987

Este es el abordaje del manejo del estrés mediante ciertas conductas o actividades físicas y sociales.  Vamos a ver en el siguiente post cómo manejarlo aplicando la Inteligencia Emocional y la Tanatología.

 

 

 

 

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