El día de hoy, domingo 12 de noviembre, el escritor Manuel Vicent publica una columna en la contraportada del periódico El País, titulada DELIRIO. En forma amena, sutil, el autor nos lleva a comprender muchas cosas que nos han inquietado los últimos meses.
Habla de un ciudadano anónimo que decide “declararse independiente por su cuenta y riesgo, sin esperar a que se cumpliera el programa político de su partido. No reconocía otra nación que su propia persona”. Voy a mencionar algunos puntos que me parecen relevantes sin que sean al pie de la letra: Pasado el momento inicial de euforia, se da cuenta que su ropa provenía de China, el café que bebía, de Colombia, la mantequilla era francesa, el coche que manejaba, alemán, la fábrica en la que trabajaba, japonesa, y su jefe, danés. Se da cuenta que las series que ve en la televisión, el teléfono celular que usa, la música que escucha, sus medicinas, en fin, muchas de las cosas que formaban parte de su vida diaria, provenían de un país diferente al suyo.
Menciono textualmente el colofón del artículo: Tanto su cuerpo como su alma, que eran su única nación, estaban atrapados en poder de otros, pero él siguió en su delirio pese a que solo eran suyos, absolutamente suyos, los cuatro metros cuadrados de su amada tierra que necesitaba para llevarse consigo a la fosa sus sueños de gloria.
Por favor, léanlo, no tiene desperdicio. Me encantan sus libros, sus artículos, es un autor creativo y ameno que te llevará siempre al aprendizaje sin dejar de divertirte.