Todos nos enojamos en ocasiones, con razón o sin ella. Esto es algo común que no distingue edad, sexo, nacionalidad, condición económica o social.
Lo importante es ¿QUÉ HACEMOS CON NUESTRO ENOJO?
- ¿Gritamos, insultamos, peleamos con quienes pensamos “nos hicieron enojar”?
- ¿Nos volvemos ostras y cerramos nuestra coraza emocional para rumiar el enojo y carburarnos con resentimientos del pasado?
- ¿Nos alejamos de la persona que “nos hizo enojar”?
- ¿Identificamos nuestro enojo, lo canalizamos, nos deshacemos del remanente energético negativo de la ira, y CON ASERTIVIDAD E INTELIGENCIA EMOCIONAL, procedemos a ANALIZAR el origen del enojo?
Habrán visto que entrecomillé “nos hicieron enojar” porque:
- NADIE PUEDE HACERME SENTIR ALGO QUE YO NO QUIERO SENTIR.
- YO SOY RESPONSABLE DE LO QUE PIENSO Y DE LO QUE SIENTO ANTE LOS ACTOS DE LOS DEMÁS.
Vamos a suponer que una amistad nos dice mordazmente algo sobre lo gordo o lo viejo que estamos. Yo puedo contestar al bote pronto y decirle que él o ella también está gordo o feo, También puedo callarme y no volverle a dirigir la palabra, o puedo analizar por qué me lo dijo en ese tono, qué sentimientos generaron su acción, si hay algo de verdad en lo que dijo (sobre la gordura, no la fealdad) y analizar si me conviene reflexionar al respecto, o ignorar su agresión.
Lo importante es no “engancharse”. Si me enojo es porque en el fondo yo me siento gordo o feo, me duele que me rechacen y no me acepten como soy (porque yo no me acepto).
Ante cualquier insulto o agresión tenemos la opción de elegir nuestra respuesta con Inteligencia Emocional, no en forma reactiva. Podemos poner límites, aclarar que no admitimos ese tipo de comentarios sin enojarnos ni alzar la voz, con firmeza y determinación.
Podemos también, si nos interesa la persona, preguntar por qué dice eso, cuál es su objetivo, intuir si su agresión es producto de una conducta-espejo, de resentimientos del pasado que afloraron en ese momento, y mediante la escucha activa, manejar el asunto en forma asertiva.