Hay profesiones y oficios para los cuales es necesario que exista un código de ética, y que éste se aplique en toda ocasión.
Por ejemplo, en medicina es indispensable que el médico, (que no doctor en la mayoría de los casos), cumpla con los principios básicos de la ética profesional médica, y se comprometa a hacer todo lo que esté a su alcance para restablecer la salud integral del paciente.
Aún más importante es la actividad de los especialistas en el funcionamiento de la mente: psiquiatras y psicólogos, que pueden especializarse para ser psicoanalistas Y/o psicoterapéutas.
En este campo he encontrado a personas que se dicen “psicoterapeutas corporales”, y/o a toda una gama de técnicos alternativos que no tienen idea de la biología humana, ni del funcionamiento del cerebro.
Por si eso fuera poco, a nivel personal, cargan todo tipo de trastornos de la conducta, de duelos no procesados, de patologías encubiertas que van a permear en sus actividades con los “pacientes” que los busquen.
Hay una rama auxiliar en el área de las ciencias de la conducta que es la Tanatología. Existen instituciones serias, éticas, comprometidas con el aprendizaje y preparación de personas que quieren dedicarse a ese campo. También hay otras que imparten cursillos, seminarios, diplomados de 30 horas, y les entregan un Diploma, con lo cual las personas sienten que ya son profesionistas de la Tanatología.
La Tanatología tiene su función frente a la muerte o en el caso de una pérdida significativa que sufra una persona. Para poderla ejercer es indispensable que EL TANATÓLOGO NO LE TENGA MIEDO A LA MUERTE, que haya resuelto sus emociones ante su futura muerte, y que tenga un elevado índice de Cociente Emocional (Inteligencia Emocional), por aplicar en su vida diaria las competencias de esta disciplina.
Si a ustedes les interesa formarse en la Tanatología, investiguen a fondo qué instituciones tienen una formación completa en esta área. Eviten tomar “atajos” para obtener un papel que no será útil más que para darle un poco de lustre a su ego.