LAS MÁSCARAS

¿Qué hay detrás de cada máscara?

El otro día tuve la oportunidad de observar la interacción de algunas personas con una personalidad muy singular, cuya historia conocía de referencia, y me percaté de las máscaras con que cubrían su realidad interna.

Utilizo el término de máscara y lo relaciono con el de personalidad, ya que éste último proviene del término “persona” que se utilizaba en el latín clásico para denominar la máscara que portaban los actores de teatro en la antigüedad durante las obras que representaban.

Se trata de una mujer atractiva, de más o menos 75 años muy bien disimulados mediante varias cirugías estéticas,  que proyectaba la actitud majestuosa de una cobra, inclusive su peinado simulaba la forma de este áspid. Erguida y firme, al cuidado de todo lo que pasaba, ignoraba a quienes no le representaban una amenaza, y no le quitaba el ojo a los que ella suponía podían ser un peligro. Su arrogancia, displicencia y altivez sostenían las murallas tras las que se ocultaba.

¿Cuál es parte de su historia? Proviene de una familia de la clase media que amasó importante fortuna mediante negocios no muy claros. Se casó con un político que hizo lo mismo, por lo cual, el dinero no ha sido nunca un problema para ella.

En su mundo, las apariencias son todo, por lo que es necesario cuidar la marca o el diseñador reconocido de todo lo que usas: zapatos, bolsas, vestuario, reloj y las alhajas, auto, etc. Otro requisito es ir, al menos una vez al año, de compras al extranjero y conocer el último hotel o restaurante de moda de la ciudad y los lugares turísticos más caros.

Detrás de su máscara encontramos que no todo ha sido miel sobre hojuelas en su vida. Varios de sus hijos padecen un trastorno mental importante, cosa que ocultó siempre tras la palabra extravagante y no recurrió a tratamientos psiquiátricos. La negación ha sido la respuesta obligada, aunque el factor hereditario ya la transmitio a los nietos.

Si ella se encuentra en la negación, es probable que no se permita sentir dolor, y que su forma de evadirse sea vivir de las apariencias, para lo cual buscará la cercanía de personalidades parecidas a la suya.

Si alguna vez te tropiezas con alguien así y pretende lastimarte, en lugar de sentirte afectado por su actitud, empatiza con ella y verás cómo es profundamente desdichada y no ha conocido la espontaneidad de amar y ser amada, de vivir a plenitud, de aceptar la adversidad y aprender de ella, de mantener una comunicación holística con el universo y con todos los seres vivos con que trata. Observa cómo vive en la nata, en la superficie, al pendiente siempre de que nadie, ni ella misma, entre en su realidad interna. Vive con la máscara puesta hasta para dormir, y sólo se relaciona con quienes traen una parecida a la suya.

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