Noviembre 22 del 2014

Reflexión 327

Es esencial, para nuestra salud mental, asegurarnos de basar nuestras expectativas en lo que deseamos, pensamos y sentimos, que está integrado en nuestro proyecto de vida, por tanto, en el cumplimiento de nuestra Misión.

Si actuamos para cumplir las expectativas de los demás, podemos llegar a sentir cierta satisfacción y, en el fondo, sentiremos que falta algo, como si el logro fuera de alguien más, no nuestro, una especie de esquizofrenia emocional.

Podemos actuar de cierta forma porque lo dicta la moral, las buenas costumbres, la tradición, la religión, nuestra familia, las reglas sociales, “los demás” que aunque sean pocos pesan mucho en nuestro ánimo.

No hay un filtro ni una adaptación entre lo que nosotros queremos, nos conviene, y es positivo para nosotros y quienes nos rodean.

Cuando vivimos en función de las expectativas de otros, ignoramos o reprimimos nuestro potencial de SER únicos e irrepetibles, para convertirnos en una oveja más de un rebaño, que no cuestiona, piensa o razona, sino que sigue a la manada instintivamente.

¿Nos sentimos obligados a dejar de soñar nuestro futuro o de hacer ciertas cosas, porque tenemos que cumplir un rol de padres, hijos, esposos?

Las expectativas de los demás son asunto suyo, no nuestro. No vamos a vivir de acuerdo a ellas. De la misma manera, yo hago mis expectativas respecto a mi persona, y las respecto y trabajo para lograrlas.

Formar una pareja dispuestos a dar lo mejor de cada uno para que él otro cumpla sus expectativas de crecimiento y realización, es esencial para integrar una pareja-pareja.

Favorecer que nuestros hijos y subalternos generen sus propias expectativas y las cumplan, es coadyuvar en su proceso de madurez.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s