Renovación 302
Es válido desear lo mejor para los que nos rodean y nuestros seres queridos.
Es cierto que duele constatar lo cierto del dicho “Nadie escarmienta en cabeza ajena”, que implica que muchas de las cosas que aprendemos en la vida son mediante la exploración y experimentación personal, los que en ocasiones tienen resultados negativos conocidos por nuestros mayores por haber transitado por ese sendero.
Podemos compartir nuestras experiencias y el fruto obtenido de ellas, y podemos plantear, mediante argumentos lógicos, posibilidades del desenlace que tal o cual acción pueden tener. Nada más.
Lo que sigue es esperar y acompañar en el camino a las personas para que ellas tracen su propia ruta.
Es contraproducente sobreproteger a las personas porque eso las castra psicológicamente, las limita, las inutiliza, disminuye su potencial de desarrollo…y las hace dependientes.
En ocasiones, detrás de la sobreprotección está la necesidad personal de sentirse necesitado.
Controlar, en aras de la sobreprotección, puede estar basado en esa premisa. Los otros necesitan que yo les diga qué hacer, cómo y cuándo llevarlo a cabo, corregirlos, decidir qué camino seguirán en la vida, etc.
Vamos a revisar si estamos controlando a alguien, y a dejar de hacerlo. Vamos a dejar la codependencia.
“Cada vez que hago algo por alguien, que puede hacerlo por sí mismo, le estoy impidiendo crecer”.