Renovación 289
Parte de la neurosis que acompaña muchas veces a la codependencia, es la rigidez, la falta de flexibilidad.
Queremos que las cosas se hagan de determinada manera y, si alguien se opone a ello, nos convertimos en plañideras y nos desgarramos las vestiduras, o iniciamos una Guerra Santa contra quien no se someta a nuestros deseos.
Querer controlar todo y a todos es enfermizo, y forma parte de la codependencia cuando lo aplicamos a nuestra pareja, a nuestros hijos o amigos.
Por ejemplo, puede haber algo de misoginia si el objetivo primario es separar emocionalmente a nuestra pareja de sus seres queridos para que dependa en lo afectivo únicamente de nosotros, y esto lo practican no sólo los hombres, también hay mujeres que se dedican a tejer una tela de araña alrededor de su pareja para distanciarlo de su familia de origen, y siembran la discordia, la inconformidad, la provocación que termina en conflicto.
Recordemos que si somos co-dependientes funcionamos reactivamente a los estímulos de los demás o de nuestra pareja.
Detrás de ello hay un sentimiento de minusvalía, una autoestima muy baja, o un ego agigantado por alguna patología, como podría ser la bipolaridad en su fase maníaca.
Es conveniente:
• Ser flexibles con nosotros mismos.
• Darnos permiso de adoptar otros enfoques de cualquier situación.
• Escuchar otras opiniones.
• Analizar otros puntos de vista.
• Practicar la empatía.
• Tender puentes de comunicación en lugar de imponer ultimatums cuando hay criterios opuestos.
• Aceptar que no somos los dueños de La Verdad. Cada quien puede tener una versión propia.
• Responsabilizarnos de nuestros actos, pensamientos, sentimientos.
• RESPETAR A LOS DEMÁS COMO SERES INDEPENDIENTES.
Dejemos la rigidez a un lado. Vamos a quitar las ataduras que nos impiden crecer y ser libres.