Renovación 277
¿Cuántas veces nos hemos dicho: “Ya sé que no debo entusiasmarme, enamorarme de alguien sin conocerlo bien”, y haciendo oídos sordos a esa premisa, se “nos vuela la cabeza” por alguien que, lo más probable, es que no sea la pareja que nos conviene.
En más de una ocasión hemos sido víctimas del autoengaño en ese sentido y, cuando las cosas no salen como esperamos, nos preguntamos por qué lo hacemos. Puede ser que estamos ávidos de recibir cariño, e inclusive, de dar toda la ternura que sentimos dentro de nosotros.
Podemos canalizar nuestro cariño y ternura a muchas personas que están ávidas de recibir “miguitas de ternura” como dice la canción, sin que esperemos nada a cambio, por el placer de dar, de renovar la fuente de energía positiva en nosotros e incrementar su flujo.
Tal vez a nuestro alrededor hay personas que nos quieren y nosotros no aceptamos, o propiciamos, que nos lo demuestren. Hacerlo es iniciar una dinámica benéfica para todos.
Querer “atrapar” a un hombre o una mujer porque queremos que nos quieran, no funciona.
“Cuando el alumno está listo, el Maestro llega”. Cuando estemos libres para amar, abiertos a dar y recibir amor, mantengamos relaciones asertivas y afectivas con muchas personas, se dará el encuentro con aquella que es nuestra pareja-pareja.
Una pareja-pareja, es alguien que tiene su Proyecto de vida por escrito y lo está realizando, tal como nosotros lo hacemos. Alguien que respeta la individualidad del otro, y está dispuesto a construir, día a día, un NOSOTROS mediante un Proyecto de vida en pareja.