Renovación 267
El miedo puede afectarnos, influir en nuestra forma de actuar y puede hasta hacer que nos enfermemos.
Por lo general, sentimos el miedo en la “boca del estómago” y decimos que sentimos mariposas aleteando ahí. Hay una explicación física para esta sensación.
El miedo es un mecanismo de sobrevivencia de nuestro organismo ante una amenaza. Cuando estamos ante el peligro y se alerta nuestra mente, hay una serie de respuestas orgánicas que preparan nuestro cuerpo para las dos conductas que nos ayudan a salir de la situación amenazante: huir o combatir.
Una de esas respuestas es la vaso-constricción de las arterias que van hacía el estómago, para enviar más sangre a extremidades superiores e inferiores y poder correr o golpear. La naturaleza es una muestra asombrosa de un orden que nos rebasa en todos sentidos.
La amenaza puede ser real o imaginaria, eso no importa, nuestro organismo va a responder igual ante ella.
¿Qué pasa cuando la amenaza es imaginaria? ¿Qué sucede cuando es constante y no desaparece? El miedo va a estar ahí, la vaso-constricción, también. A las capas interiores del estómago no les va a llegar suficiente oxígeno y surgirá una gastritis, una úlcera, etcétera.
Si alguna vez en nuestra infancia, o posteriormente, sufrimos una amenaza que vivimos como mortal y no manejamos las emociones que surgieron del evento, ni hemos procesado los sentimientos que de él derivaron, podemos sufrir ataques de pánico cuando algún “disparador” nos conecte a la situación original. Si este es el caso, puede haber una alteración bioquímica que requiera apoyo de un psiquiatra. No estamos locos, vamos a regular la bioquímica de nuestro cerebro nada más.
Vamos a manejar el miedo, a ponerle un nombre, a quitarle lo intangible, a permitir que deje de ser un fantasma y podamos aclarar a qué le tenemos miedo, y valorar si es real el peligro o sólo existe en nuestra imaginación.
Contamos con muchos recursos mentales, psicológicos, físicos, espirituales, energéticos. Vamos a utilizarlos todos para vivir en paz y armonía con nuestro pasado, nuestro presente, y construir un futuro donde prevalezca el bienestar en todos los aspectos.