Renovación 243
En ocasiones dudamos de nuestras capacidades, habilidades, conocimientos, intuición, y actuamos como títeres ante los estímulos ajenos.
Actuar como títere es poner en las manos del otro las acciones que voy a hacer, es simplemente ser reactivo, hacer lo que el otro (los otros) esperan, lo que desean que hagamos, y lo llevamos a cabo en automático, sin pensar.
En el momento en que decidimos ser los dueños de nuestra vida, en que pasamos a ser los conductores del timón o volante que nos llevará a buen puerto, dejamos de ser títeres para convertirnos en seres humanos autónomos, libres, independientes, con criterio y voluntad propia. ¿Quién no quiere esto último?
Para ser autónomos es necesario que nos responsabilicemos de nuestros pensamientos y acciones.
Basta ya de decir: “Fulanito me hizo enojar”. “Lloro porque las cosas no salieron como X quería”. “No sé por qué te enojas si hice todo lo que tú me dijiste que hiciera”. “Perdí el autobús por culpa de mi Jefe”. Culpar a los demás por la forma en que nos sentimos, o lo que hacemos, es darles el poder sobre nuestra vida.
Ante un insulto o agresión, tenemos la opción de enojarnos, o de poner límites y contener a la persona si es alguien que nos interesa o nos conviene en nuestras actividades. Si es una persona ajena, bien podemos optar por ignorar el insulto y alejarnos de ahí.
La situación se vuelve compleja cuando yo hago mío o me creo el insulto, cuando mis expectativas respecto a la conducta del otro son diferentes de la realidad, cuando dependo de él o de ella para SER, para tener una identidad, para llenar mi tiempo sin tener que preguntarme ¿Para qué estoy en este mundo?
Así que vamos a empezar a responsabilizarnos de lo que pasa en nuestra cabeza, en nuestra mente.
Somos co-creadores de lo que pasa.
Vamos a quitar las telarañas, la basura, lo inservible que hemos acumulado en nuestra mente por años. Nadie puede hacerlo por nosotros.
Dejemos sólo lo sano, lo positivo, lo grato, lo útil, lo relevante, porque ello nos va a servir hoy y mañana.
«Actuar como títere es poner en las manos del otro las acciones que voy a hacer, es simplemente ser reactivo, hacer lo que el otro (los otros) esperan, lo que desean que hagamos, y lo llevamos a cabo en automático, sin pensar.» Últimamente pienso mucho en esto. ¿Cuantas cosas en la vida las hacemos por inercia, porque es lo normal, porque es lo que toca?
Una entrada muy interesante 🙂
Gracias por tu comentario tan asertivo. En verdad, muchas veces actuamos por inercia. Vale la pena reflexionar sobre ello.
Agradezco que hayas escrito. Saludos. María.