Renovación 221
Cuando hemos sufrido una pérdida, el recurso natural para canalizar nuestro dolor y tristeza, son las lágrimas.
Vamos a llorar todo lo que necesitemos, una y otra vez, hasta que el manantial se agote.
Vamos a darnos permiso de ser vulnerables, de mostrarnos afectadas y adoloridas, sin que ello signifique ser débiles.
Vamos a llorar con alguien que nos comprenda y nos apoye, que nos permita desahogarnos sin cortapisas, una persona con la que nos sintamos seguros y protegidos.
Poco a poco irán entrando las razones, los argumentos, que le dan sentido a lo que pasó, y nos permiten encontrar puertas de salida.
Si se presentan otras emociones, conviene manejarlas para no guardar rencores, miedos, dudas.