Julio 3 del 2014

Renovación 185

Además de aprender a recibir, es importante aprender a pedir.

Las personas que nos rodean pueden tener muchas cosas en su cabeza: trabajos pendientes, problemas no resueltos, y por ello no siempre nos dan lo que necesitamos, ante lo cual podemos hacer dos cosas: pedirles lo que requerimos, o “sentirnos mal” porque no nos dan lo que necesitamos o esperamos recibir.

Ser asertivos es indispensable para que la comunicación fluya entre las personas. Poder plantear mis necesidades, sin sentirme menos que el otro en ningún sentido, respetando la posibilidad de que esté o no en la posición de cubrir nuestras necesidades es básico para una relación sana.

Yo puedo pedirle a mi pareja un abrazo, que me escuche un rato mientras le digo qué siento, y dependerá de él que pueda y quiera hacerlo. Es necesario que encontremos el momento oportuno cuando pedimos algo, así como el lugar indicado, por ejemplo, si estoy dejando a mi hijo en su escuela secundaria, es absurdo pedirle que me dé un abrazo y un beso delante de sus compañeros, porque se sentiría avergonzado. Pedirle a mi pareja que me escuche cuando está ensimismado con un problema de la oficina que es urgente resolver, es inoportuno y desconsiderado.

Así que encontraremos el lugar, el momento y las circunstancias más propicias para comunicarnos, no sólo con nuestros familiares, con todo mundo.

Existe la posibilidad de que la otra persona no se abra a la comunicación, no sea receptiva, no sepa comunicarse, porque no tiene un patrón positivo para ello. Esto no es una agresión contra nosotros, es una carencia de ella. Evaluar este factor nos evitará muchos dolores de cabeza.

Vamos a ser asertivos y a comprender a los demás.

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