
Hoy rememoraré un viaje que hice hace ya algunos años a una ciudad encantadora, Chartres, ubicada a una distancia aproximada de 80 kilómetros al noroeste de París, Francia, donde “pulsé” la ciudad recorriendo sus calles y rincones, hasta terminar en la Catedral, un templo católico, patrimonio cultural de la humanidad por la Unesco desde 1979.
Este edificio inició una fase de plenitud en el gótico y sirvió de modelo a muchas construcciones posteriores, como la catedral de Reims y Amiens.
Entre otras cosas, recuerdo que ahí se encuentra una túnica de la Virgen María, llamada la Santa Camisa, una reliquia traída desde tierra santa y cedida a la catedral por Carlos el Calvo en 876.
Me impresionaron, y recuerdo con deleite, sus vitrales, su arquitectura y el laberinto que está en el pasillo central.