Renovación 75
¿Cuántas veces nos dijeron en la infancia: “Tú no puedes, Eres un inútil, Eres torpe, Siempre te equivocas, todo lo complicas, Es muy difícil para ti”, y otras frases por el estilo que nos hacían sentirnos incapaces de lograr lo que queríamos y que valíamos menos que los demás.
“La gota que cae sin parar, termina por perforar la roca” dice un dicho popular y tiene razón. Esas frases, dichas por los seres que eran todo para nosotros, ante los que queríamos quedar bien y ganar su aprobación, terminaron por minar nuestra autoestima y adquirir una inseguridad ante cualquier tarea que enfrentemos.
Nuestros padres, o las personas que nos criaron, hicieron lo que pudieron porque ellos eran producto de su historia personal. Pueden haberse equivocado. Eso sucedió hace muchos años. Nos toca a nosotros actualizar el disco duro de nuestra computadora mental y eliminar todo aquello que no sirve o causa daño, e introducir lo que sea necesario para que las cosas funcionen bien.
Guardar rencor por lo negativo que nos hicieron, o lo que nos dejaron de dar no tiene sentido y es nocivo hasta para nuestra salud física. Es fácil culpar a los demás de lo que nos pasa y esa no es la solución, sólo prolonga el sufrimiento.
Vamos a asumir la responsabilidad de nuestra vida, a tirar por la borda toda la basura emocional que venimos cargando y a caminar con paso firme hacía nuestra realización como seres humanos.
“Puedo optar por tomar todo lo positivo del pasado, aprender de lo negativo y seguir adelante”