Glenn Ford (homónimo del actor canadiense fallecido en el 2006), tiene 64 años y pasó casi 30 años de ellos en el corredor de la muerte en una cárcel de Luisiana, Estados Unidos.
Se dice fácil: 30 años, casi la mitad de su vida proclamando su inocencia y esperando a la muerte en cualquier momento. Conviene hacer un ejercicio de empatía para sentir lo que es vivir día tras día con esa espada de Damocles visible y rotunda sobre tu cabeza.
El pasado 4 de marzo, una decisión judicial determinó que lo liberaran después de que la fiscalía dijera que no podía mantener la acusación de asesinato en su contra, ya que existían nuevas pruebas que demostraban su inocencia.
Glenn es afroamericano y fue condenado en 1984 por el robo y asesinato de un joyero para el que había trabajado ocasionalmente, tras un juicio en el que el jurado estuvo formado sólo por personas de la raza blanca, en el que no hubo testigos oculares del crimen y no se encontró el arma homicida.
El gobierno le dará una indemnización económica, según lo que estipula el Estado de Luisiana de 25 000 dólares por cada año de encarcelación, hasta un máximo de 250 000 dólares, además de 80 000 por la pérdida de “oportunidades de vida”, lo cual podrá ayudarlo a iniciar una vida, más no podrá recuperar el tiempo perdido, ver a sus hijos crecer, a sus nietos nacer, en fin, gozar de todo el entramado que forma a una familia.
Al leer esta noticia en el periódico El País de hoy, me vinieron a la memoria muchos eventos:
• La guerra de secesión de los Estados Unidos, el esfuerzo de Abraham Lincoln por terminarla y abolir la esclavitud. Luisiana fue durante 1840 el mayor mercado de esclavos y la tercera población en el país y durante esa década más de un millón de esclavos fueron vendido hacia los nuevos territorios.
• La lucha por la integración racial que duró hasta muy avanzado el siglo XX, siendo uno de sus mayores líderes Martin Luther King (1929-1968), premio Nobel de la Paz en 1964, quien condujera la Marcha por el Trabajo y la Libertad en agosto de 1963, en la cual pronunció su famoso discurso “I have a dream” (Yo tengo un sueño), gracias a la cual se logró concientizar a todo el país sobre la situación discriminatoria.
• La elección de Barack Obama como presidente de los Estados Unidos.
Independientemente que se esté a favor o en contra de la pena de muerte, conviene estar seguros de que la impartición de justicia es igualitaria y libre de cualquier prejuicio que pueda alterarla.
Si quieren ampliar la información, pueden consultar en:
http://www.cnn.com/2014/03/11/us/louisiana-glenn-ford-freed
http://www.cbsnews.com/…/louisiana-death-row-inmate-glenn-ford-ordered-released-after-30-years/
http://www.nydailynews.com/…/inmate-death-row-30-years-released-prison