Renovación 57
Pedir ayuda. Es indispensable saber cuándo pedir ayuda, y tener la humildad para hacerlo.
En muchas ocasiones podemos caminar solas o solos, curar nuestras heridas nosotros mismos y, en otras, será necesario recibir ayuda externa.
Imaginemos que experimentamos vivencias muy dolorosas de un abuso prolongado en la infancia, abuso de cualquier tipo: físico, verbal, psicológico, social, sexual, intelectual, que ya terminó y no existe más ahora. Puede llegar un momento en que sea conveniente manejar las emociones que están reprimidas, procesar los sentimientos que hayan generado, y dedicarnos a sanar esa herida. Esto tal vez sea algo que hagamos solos, o puede ser que necesitemos la experiencia y la guía de una persona que nos ayude a lograrlo.
Los libros de autoayuda son muy útiles, son una guía general que puede orientarnos y apoyarnos, asistir a grupos de apoyo, o acudir a recibir una asesoría psicológica o tanatólogíca, puede no sólo ahorrarnos mucho tiempo, sino también esfuerzo y dolor.
He sido testigo de cómo algunas personas, sin importar su punto de partida, resuelven “asuntos pendientes” y florecen a la vida, algunas en breve tiempo, otras, poco a poco. Lo que las ha caracterizado ha sido su disciplina y constancia. No hay una solución milagrosa. El milagro lo construimos nosotros día a día, hora a hora, poco a poco, con entrega total.
Seamos honestos y analicemos si estamos invirtiendo el tiempo, esfuerzo y dinero que conviene a nuestro crecimiento personal. Sólo nosotros sabemos la verdad. Sólo nosotros seremos los beneficiados por esta renovación que estamos llevando a cabo.