Renovación 41
La vida nos puede plantear muchos retos que nosotros no podemos prever ni evitar. Lo que sí podemos hacer es elegir el modo en que vamos a hacerles frente, a tratar de evadirlos, a escondernos de ellos, o pasar mucho tiempo buscando a quién culpar por su aparición.
El paso inicial es identificar el reto y aceptarlo como tal, por doloroso o difícil que se presente.
Un reto puede ser un desafío para poner en juego nuestras habilidades y destrezas, una oportunidad de avanzar, de aprender, de mejorar. Depende de nosotros, de nuestros pensamientos y emociones, la actitud que mostremos ante la interrogante que tenemos enfrente.
El “tratar” de evadirlo, “esconder la cabeza en la tierra” para no verlo, buscar con denuedo a quién culpar es, además de inútil, agotador y sólo posterga la solución.
Hay retos que sólo tienen dos formas de ser resueltos: la alternativa 1, o la alternativa 2. Perder el tiempo esquivándolas no sirve para nada.
Existen retos = oportunidades que pueden tener más de dos formas de ser abordados = OPCIONES. Éstas pueden ser muchas y variadas. Conviene estudiar todas y cada una de ellas para seleccionar la que nos parezca más conveniente para nosotros en nuestras circunstancias actuales.
Haz un ejercicio de relajación. Oxigena tu cuerpo y tu mente. Toma papel y lápiz y empieza el análisis del reto que te agobia. Si lo haces a conciencia, vas a lograr ser un triunfador(a) y tú puedes hacerlo.