¿COCHE O TABLETA?

Años atrás, tener un coche era símbolo de madurez, prosperidad y libertad. Para muchos jóvenes era la señal de que ya eran adultos. Desde los 16 años podían sacar una licencia provisional de conducir, autorizada y supervisada por los padres y a los diez y ocho obtenían el plástico mágico que los hacía sentirse “grandes”.

Pues bien, parece que eso está cambiando, al menos en Europa, Estados Unidos y países avanzados. La juventud ahora considera que puede viajar en trasporte público, bicicleta, alquilar un auto si así lo desea y que no necesita comprarlo, lo que significaría gastar en mantenimiento, cuidados, impuestos, admás de contribuir a la contaminación.

La sensación de libertad que les daba el coche, ahora se las da la tecnología en teléfonos móviles, tabletas, y todo tipo de dispositivos que ponen al alcance de su mano el mundo y les facilitan las redes sociales. Pueden viajar virtualmente adónde quieran. Se comunican de un continente a otro sin tener que pagar por ello. Tienen acceso a millones de canciones, espectáculos, deportes, eventos en todo el planeta tierra, lo que los convierte en “ciudadanos del mundo”.

Todo tiene ventajas y desventajas. La tecnología que utilizan los jóvenes no está al alcance de toda la población en países como México y todos los que pertenecen al renglón de países sub-desarrollados o tercermundistas, llamados ahora “economías emergentes” para que no se sientan mal. Mientras hay muchos para los que tener una tableta o un teléfono celular es algo que forma parte de su existencia desde que son pequeños, muchos no tienen qué comer en día de hoy.

Por otro lado, la privacidad se ve afectada cuando una persona puede introducirse en tu vida a cualquier hora y publicar lo que quiera de ti (inclusive fotos sin tu permiso) y, lo que se ha vuelto una costumbre, tomar el teléfono móvil del novio(a) para revisar sus mensajes.

Hay jóvenes que tienen una compulsión por comunicar al mundo que están vivos, para lo cual suben a su página del face todo lo que hacen, adónde van, qué restaurante visitan, qué comen, con quién están. Esto lo hacen personajes del medio de espectáculos y personas anónimas que no quieren serlo.

El placer de una conversación cara a cara con un interlocutor inteligente, no lo va a suplir un diálogo utilizando las redes sociales. Éstas son útiles para vencer la distancia, y pueden ser usadas también para esconderse y evitar el contacto humano.

En el equilibrio está la sabiduría si tenemos el privilegio de tener acceso a los avances tecnológicos, y al mismo tiempo, conviene generar el compromiso de facilitar los medios para que lleguen a todos los avances, no sólo a unos cuantos.

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