En el proceso de renovación que estamos llevando a cabo, es conveniente procesar los eventos que suceden a nuestro alrededor, en especial aquéllos que mueven intensamente nuestras emociones y/o sentimientos.
Hace unos meses, cuando hablé de superación y de los juegos paralímpicos de Londres, mencioné a Oscar Pistorius como un ejemplo vivo de cómo se puede superar una minusvalía y acceder a las metas más altas. Les recuerdo que a Pistorius le amputaron las dos piernas a los once meses, y ahí empezó a evolucionar en un camino de fe, esperanza, fortaleza, tenacidad, optimismo, superación, programación mental hacia el logro, hasta llegar a correr en las Olimpiadas, no sólo en las que practican los discapacitados, sino contra corredores a los que no les faltaba nada, mucho menos, las piernas, mientras él traía sus prótesis de titanio. El atleta se convirtió en un héroe popular en Sudáfrica, admirado y querido por todos.
Por ello, la noticia de que había matado a su novia, durante la noche, mediante unos disparos de pistola, justo el día de los enamorados (14 de febrero), nos ha impactado a todos, en una forma u otra, en lo que parece se convertirá en un juicio mediático, parecido al de OJ Simpson quien, aunque todo mundo lo consideraba culpable, obtuvo un veredicto de inocencia.
En este caso no hay factores raciales involucrados. Los dos eran jóvenes, bien parecidos, triunfadores y personajes públicos. La defensa argumenta que él sufrió un ataque de pánico y disparó, presa del miedo, con la mala suerte de que era su novia quien estaba en el baño. Argumentan que la violencia endémica que padecen en aquel país, ha causado que la población viva con el miedo de ser robada, atacada, asesinada, afectó al atleta, quien tenía varias armas para su defensa.
Hay un argumento que puede resultar adverso a Pistorius, el informe del “Consejo de Investigación Médica”, realizado en Sudáfrica, que muestra que el índice de la violencia contra las mujeres supera la media mundial por un factor de cinco. Cada cuatro minutos, una mujer es violada y cada ocho horas, una es asesinada por su pareja o por un familiar.
El reto de los abogados defensores será demostrar que Pistorius sufrió un ataque de pánico y que por eso disparó. Aquí es donde es muy importante reflexionar sobre las condiciones que pueden llevar a una persona a vivir un ataque de pánico, los factores de ansiedad, antecedentes previos que han generado miedo, etc., un exhaustivo diagnóstico psiquiátrico para valorar las emociones o sentimientos que motivaron los disparos.
Nosotros no somos atletas, ni tenemos una historia de superación como Pistorius, y sí vivimos en un país donde la violencia y la impunidad hacen de las suyas todos los días, en especial, la violencia de género y la violencia intrafamiliar. ¿Es la solución armarnos hasta los dientes, como están haciendo los cuerpos especiales de seguridad que han surgido en los pueblos, y actuar por nuestra cuenta para defendernos? No se trata de leyes o de control, sino de un estado psicológico de indefensión e impotencia que puede ser mal manejado, o rebasarnos, en cualquier momento.
Una amiga, a quien quisieron asaltar saliendo de su casa, lo que evitó al ponerse en medio de la calle, enfrente de los coches que pasaban, con lo que se generó un desconcierto general e hizo que el delincuente huyera, no quería salir de su casa después del susto, porque tenía miedo. Finalmente razonó que el asalto no era contra ella en particular, sino contra cualquier persona (mujer) que tuviera la mala suerte de atravesarse en el camino del delincuente. Así que generó una serie de acciones preventivas para el futuro y siguió su vida cotidiana. Podía haber generado un trastorno de conducta y dejar de vivir con una mentalidad sana.
Aprovechemos esta desgracia para revisar nuestros miedos y sentimientos generados por sentir amenazada nuestra vida, nuestra familia o bienes, (nuestras fobias si existen), ver su origen, analizarlos, manejarlos y procesarlos. Si son muy intensos, o están causando que vivamos “a medias”, vamos a pedir ayuda profesional para que nos orienten cómo resolverlos.
La información está en todos los medios de comunicación, escritos y hablados. Yo me enteré por:
www.elpais.com sábado 23 de febrero/2013 (pag 23)