MÉXICO DÍA DE MUERTOS

En México, como parte de una cultura que evita lo que teme, se acostumbra festejar a los muertos, ponerles un altar lleno de comida, elaborar cráneos de dulce, vestir a calaveras con todo tipo de atuendos y otros rituales especiales. Tenemos unas imágenes de los dioses mayas de la muerte y la diosa del suicido.

Entre los antiguos pueblos de México, creían que el alma viajaba después de la muerte a otros lugares para seguir viviendo y ello daba la oportunidad de trascender la vida para estar en el espacio de los dioses. A ese respecto, reproducimos varios poemas de Nezahualcóyotl:

¿Adónde iremos
donde la muerte no existe?
Mas, ¿por esto viviré llorando?
Que tu corazón se enderece:

Aquí nadie vivirá por siempre.
Aun los príncipes a morir vinieron,
Los bultos funerarios se queman.
Que tu corazón se enderece:
Aquí nadie vivirá para siempre.

“Solo venimos a soñar, solo venimos a dormir,
no es verdad, no es verdad,
que venimos a vivir en la tierra.

¿Adónde iremos?
sólo a nacer venimos
que allá es nuestra casa
donde es el lugar de los descarnados.

¿Acaso en verdad se vive en la tierra?
no para siempre en la tierra,
sólo un poco aquí”.

¿Es que en verdad se vive aquí en la tierra?
!No para siempre aquí!
Un momento en la tierra,
si es de jade se hace astillas,
si es de oro se destruye,
si es plumaje de ketzalli se rasga,
¡No para siempre aquí!
Un momento en la tierra.

Cuesta trabajo, si uno empieza a conocer la obra de los artistas, científicos, arquitectos, matemáticos, astrónomos, poetas, prehispánicos, retener la imagen de bárbaros que, aún hoy día, se maneja en algunos medios sobre los pobladores de México antes de la conquista.

Un personaje asociado a estas festividades es José Guadalupe Posada (1852-1913), ilustrador, caricaturista y pintor mexicano, que se hizo célebre por sus dibujos con escenas costumbristas y folclóricas, y por sus ilustraciones de calaveras y calacas, entre ellas “La Catrina”.

Las ofrendas que se presentan en los altares de muertos, los días primero y dos de noviembre, constituyen un homenaje a un visitante distinguido, pues el pueblo cree sinceramente que el difunto a quien se dedica, habrá de venir de ultratumba a disfrutarlas. Se componen, entre otras cosas, del típico pan de muerto, calabaza en tacha y platillos de la culinaria mexicana que en vida fueron de la preferencia del difunto. Para hacerla más grata se emplean también ornatos como las flores, papel picado, velas amarillas, calaveras de azúcar, los sahumadores en los que se quema el copal.

Noviembre 1º A partir de las doce llegan las ánimas de los santos

Noviembre 2 A partir de las doce llegan las ánimas de los fieles difuntos.

En los altares, se manejan tres niveles, cielo, tierra e inframundo, y se utilizan nueve elementos para simbolizar lo que amaba el difunto, y lo que puede facilitar su tránsito para llegar al más allá. Uno de ellos es el pan de muerto que suele estar coronado con una bola en la parte superior (el corazón o cerebro) y con cuatro “huesitos” verticales que simbolizan los cuatro rumbos del nahuelli o universo, los cuatro Dioses, o los puntos cardinales.

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