Anoche, mientras veía por la televisión la transmisión del “Grito de Independencia”, ceremonia que se lleva a cabo a las once de la noche del día 15 de septiembre en nuestro país, México, se me hizo un nudo en garganta y me emocioné profundamente, igual o más que todos los años.

Ver llegar a la bandera tricolor escoltada por soldados, en esta ocasión del Ejército del Aire, que marchaban con una simetría impecable, hasta llegar donde estaba el Presidente para entregársela. Ver la firmeza y seguridad con la que él la recibió y salió al balcón a dar “el Grito”. Contemplar a los miles de ciudadanos que, a pesar de una lluvia copiosa y pertinaz, estaban en el zócalo y la emoción con que entonaron el himno nacional niños y mayores, mientras el agua escurría por sus rostros, todo ello me llegó hasta el alma.

Ahí, con su discreta elegancia, su autenticidad y su entrega a México, a un lado de su marido, sin competir con él por el protagonismo, estaba la Primera Dama, Margarita Zavala, una mujer admirable.

¿Por qué lo considero así? Por muchas y variadas razones, de las mencionaré algunas: como profesionista, quienes la conocieron en esa etapa, se refieren a ella como una persona muy competente, inteligente, asertiva, con luz propia. Ella dejó a un lado su desempeño profesional particular y sirvió a México durante seis años en forma impecable.

En lugar de ser una primera dama excéntrica que quiere que un piano de cola la siga por todos lados, que se mantenga en la sombra y sólo figure en algunas ceremonias como decoración, que se haga todas las cirugías imaginables y se compre (con nuestros impuestos) ropa de diseñadores extranjeros a precios exorbitantes, y otras lindezas por el estilo, hemos tenido a una mujer segura de sí misma.

Margarita Zavala encargó su vestuario a diseñadores mexicanos, conservando un perfil elegante, variado y sobrio, aparte de mantener todo el tiempo la premisa de darle realce al rebozo, una prenda característica mexicana. Su peinado y maquillaje no podían ser más naturales. Su conducta, discreta y espontánea, apropiada y respetuosa, la hacía verse como parte del entorno en que se encontrara, cercana a la gente, hermanable, generosa. No necesitaba hacer alarde de su inteligencia, emanaba a través de sus acciones.

El de ayer fue el último “Grito” de Felipe Calderón como Presidente de México, ahora sí puedo felicitarlo y reconocerle su desempeño, entrega y calidad humana, que se apreciarán cada día más conforme pase el tiempo, y puedo felicitarlo por su compañera de camino que ha trabajado, a la par que él, por México y por nosotros, sin parar un minuto, Margarita Zavala es una mujer del siglo XXI como se requieren muchas para sacar al país adelante, y nos ha marcado el camino. Hoy puedo hacer pública mi manera de pensar sin que se piense que quiero “un hueso”.

Hay otra mujer, con las mismas características que Margarita Zavala, abogada también, que encarga su vestuario a diseñadores de su país principalmente, inteligente, carismática, elegante, trabajadora, auténtica, discreta, cercana a la gente, compañera de su marido, y que mantiene unida a su familia, hablo de Michelle Obama (Michelle La Vaughn Robinson), a quien admiro y reconozco por su desempeño en todos sus roles.

Considero que tenemos dos modelos a seguir y estoy segura que hay miles que desconozco que son tan valiosas como ellas. Si quieren saber más de ellas, consulten las siguientes direcciones:
http://www.presidencia.gob.mx/oficina-de-la…/semblanza-margarita-zavala…
http://www.whitehouse.gov › The Administration
mexico.cnn.com/…/opinion-el-impacto-del-discurso-d…6 Sep. 2012