Es un tema controversial que conlleva todo tipo de opiniones, basadas en las creencias, usos y costumbres de las personas y los países. Entendemos como aborto (latín abortus) el término utilizado para referirse a una interrupción y finalización prematura del embarazo.
Existen dos tipos de aborto, el inducido que es la interrupción activa de la vida del embrión o feto, ya sea por razones terapéuticas, o por elección voluntaria de la mujer embarazada, y ello puede llevarse a cabo mediante medicamentos o quirúrgicamente.
El aborto espontáneo o natural, es el que no es provocado intencionalmente, y ello puede ser por anomalías congénitas del feto, anormalidades del aparato reproductivo, enfermedades sistémicas o infecciones de la madre.
En ambos casos hay dolor en el proceso, no sólo físico, sino emocional y, en muchas ocasiones, queda una cicatriz que no permite olvidar fácilmente el trance que se vivió.
Hay mujeres que han luchado una y otra vez por tener descendencia y cada intento termina en un aborto que rompe toda la ilusión que estaban sintiendo. En un caso que conozco de cerca, la madre sufrió tres abortos y, finalmente logró llevar a término un embarazo, al permanecer acostada durante 8 meses, sin levantarse para nada de la cama. El calvario de embarazarse y gestar a un hijo lo viven muchas mujeres en todo el mundo, mientras que para otras es lo más natural y no le dan importancia.
Por otro lado, tenemos a las mujeres que se encuentran con la noticia de que están esperando un hijo no deseado, que puede ser fruto de una violación, ya sea por un extraño, marital o familiar, lo que es muy común en la población suburbana donde existe mucha promiscuidad. Ahí, por lo general es el padre, el abuelo, algún tío o un hermano mayor, el que viola a una niña o jovencita, que resulta embarazada. Hubo un caso muy conocido en México en que una niña de once años tuvo un bebé por estas causas.
El factor económico es otra razón que ocasiona que unos padres, no sólo la madre, rechacen la idea de tener otro hijo. Por supuesto que existe la planificación familiar y ha sido ampliamente difundida en nuestro país, aunque hay estratos sociales donde no ha permeado la idea.
Conductas irreflexivas pueden generar un embarazo también. Tenemos el caso de algunas “calenturas de verano”, en que la pasión de un momento se paga con la palabra maternidad, y el que viven miles y miles de jovencitas, mal informadas o desinformadas, además de mal orientadas, que se encuentran de pronto con la alarmante noticia de que están embarazadas, y proceden a practicarse un aborto clandestino, que puede ser mediante brebajes, introducción de objetos punzocortantes en la vagina, intervenciones ilícitas y carentes de medidas de asepsia, hasta procedimientos quirúrgicos en clínicas clandestinas.
Ante esta realidad, la suprema Corte de Justicia de México, con una actitud de vanguardia (para algunos absurda), dictaminó el 29 de agosto de 2008 que, en la ciudad de México, fuera despenalizado el aborto realizado durante las primeras 12 semanas de gestación, por lo que se le considera una de las legislaciones más liberales, junto con Cuba, sobre el aborto en Latinoamérica. Desde el año de 2007, que se empezó a manejar la despenalización, hasta el 2011, se han realizado 52 484 interrupciones voluntarias del embarazo. Si quieren mayor información sobre cifras exactas y fechas en México, pueden consultar las páginas web del INEGI y CONAPO, así como artículos en diversos periódicos, uno de ellos habla de estadísticas hasta el 2010, http://www.eluniversal.com, 29 de julio de 2010.
¿Por qué me llamó la atención el tema? Por el revuelo que ha causado en Estados Unidos y en España, donde se ha despertado mucha controversia, una vez más, ante la campaña política previa a las elecciones en el primero, y la entrada al poder de un partido conservador, fuertemente influenciado por la iglesia católica, en el país ibérico.
En España, el ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, maneja la reforma del aborto con aspectos que algunos consideran es dar marcha atrás, ya que cuestiona lo del “peligro para la salud física o psíquica de la madre y la malformación del feto.
Como antecedentes tenemos la ley aprobada por el Gobierno de Felipe González en 1985, que despenalizó el aborto en caso de violación (hasta 12 primeras semanas), malformación del feto (hasta semana 22), y por riesgo grave para la salud física o psíquica de la mujer en cualquier momento.
Durante el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, se aprobó la Ley de Salud sexual y reproductiva en 2010, donde se consideró al aborto como un derecho, por lo que ya no había que alegar razones durante las primeras 14 semanas.
La reacción social de muchas mujeres españols ante la marcha atrás ante la ley del aborto, es regresar a la práctica de ir a interrumpir el embarazo a otros países, en especial, a Gran Bretaña, quienes tienen la economía para ello, o recurrir a curanderas y clínicas clandestinas otras.
Yo no quiero pronunciarme en un sentido u otro, pero si les diré que consideré muy en serio la palabra cuando entré por primera vez al Hospital Psiquiátrico Infantil “Juan N. Navarro”, en donde en el pabellón A, estaban ¿niños? a los que les faltaban algunos o todos sus miembros y que eran además oligofrénicos, mongólicos, etc., que sobrevivían por la ayuda externa que recibían, sin que se comunicaran con el exterior. También cuestioné la práctica del aborto cuando encontré personas que habían caído en graves patologías psiquiátricas, por haber sido rechazadas por su madre desde el momento mismo de la gestación, lo cual los había conducido a generar conductas desviadas que terminaban en homicidio, drogadicción, alcoholismo, prostitución, sociopatías o a sufrir ideación suicida. etc.
Cada caso es único. Lo conveniente es prevenir, no tener que recurrir a remedios dolorosos y onerosos, que es a lo que yo me inclino: EDUCAR, EDUCAR, EDUCAR.
Antes de tomar una posición radical en contra del aborto, basada únicamente en creencias religiosas o tradiciones costumbristas locales, vale la pena informarse, investigar y ampliar nuestro criterio.