Hoy, 6 de agosto de 2012 se cumplen 67 años de los ataques con la bomba atómica a la ciudad de Hiroshima y dentro de tres días, el 9 de agosto, el de Nagasaki en Japón.
Ayer hubo una ceremonia en el cenotafio Memorial, ubicado en el Parque de la Paz, diseñado por el arquitecto Kenzö Tange para conmemorar las más de 200 000 víctimas del ataque nuclear a la ciudad de Hiroshima, a la que asistieron representantes de 71 países y más de 50 mil personas, que escucharon el llamamiento por la paz y el desarme nuclear que pronunció el Alcalde de esa ciudad, Kazumi Matsui.
Yoshihido Noda, Primer Ministro de Japón dijo que Japón debe transmitir la experiencia a las futuras generaciones para que la lección de los bombardeos no se olvide.
Vale la pena recordar que los bombardeos atómicos sobre las dos ciudades japonesas fueron ordenados por el Presidente de los Estados Unidos Harry Truman, y se llevaron a cabo arrojando el arma nuclear conocida como Litlle Boy a las 8.15 horas de Hiroshima, el lunes 6 de agosto de 1945. El impacto fue equivalente a una explosión de 13 kilotones de TNT y se estima que en forma instantánea, la temperatura se elevó a más de un millón de grados centígrados, lo que incendió en aire circundante, creando una bola de fuego de un diámetro aproximado de 256 metros que se expandió en segundos. El radio de total destrucción fue de 1,6 kilómetros, provocando incendios en 11,4 kilómetros. Los estadounidenses estimaron que más de 12 kilómetros de la ciudad fueron destruidos. Las cenizas radiactivas afectaron a miles de mujeres, niños, hombres, que tuvieron una muerte dolorosa. El jueves 9 de agosto la segunda arma atómica (Fat Man), cayó sobre Nagasaki.
Después de estos ataques, Japón se rindió el 15 de agosto con lo que se terminó la segunda guerra mundial. Estos han sido los únicos ataques nucleares que se han realizado hasta la fecha.
¿Por qué es importante que reflexionemos sobre estos ataques? Porque la lucha por el desarme nuclear sigue vigente y todavía hay muchos países que no quieren ceder terreno en ese campo.
¿Qué podemos hacer nosotros desde nuestra cotidianeidad? Enviar al cosmos mucha energía positiva de paz, amor, aceptación, armonía, bondad, tolerancia. Cada vez que nos acordemos de ese evento y de todas las guerras, guerrillas y conflictos raciales, internacionales, religiosos, políticos, que existen hoy en día en todo el planeta, vamos a hacer una oración por la paz. Si millones de personas unen su energía en este sentido, las cosas pueden cambiar.
Hay mucha información sobre este tema en la Wikipedia, en las bibliotecas de casi todas las universidades alrededor del mundo, y en todos los periódicos nacionales e internacionales los que, en mayor o menor medida, reseñan el aniversario y proporcionan datos puntuales sobre los ataques.
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