Leyendo en la revista TIME sobre algunos de los personajes más influyentes, me topé con una nota sobre Oscar Pistorius, un atleta y corredor paralímpico y olímpico, al que se le conoce por su espíritu indomable y su voluntad de acero.
Conocí su trayectoria cuando me documenté para un curso que di sobre el manejo del duelo ante una discapacidad el año pasado. Voy a compartir algunos datos sobre su vida.
Pistorius nació el 22 de noviembre de 1986 en Sudáfríca y cuando tenía once meses le amputaron las dos piernas por una malformación degenerativa. Le pusieron unas prótesis y caminó al poco tiempo como cualquier otro niño. Fue en la escuela donde tuvo que soportar burlas de los compañeros, ante las cuales no se dio por vencido.
Encontró en el atletismo una manera de superar su condición y en la actualidad es capaz de correr 400 metros en 46.34 segundos. Había participado (y ganado medallas) en las pruebas de 100 a 400 metros lisos en olimpiadas paralímpicas y quería lograr más, por lo que luchó en la Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo (IAAF), hasta obtener el derecho de correr contra atletas “normales”. Lo veremos en Londres 2012.
La determinación, un espíritu invencible, la capacidad de soñar y construir sus sueños, que ha mostrado, lo llevan a ser un ejemplo para todos aquellas personas que tienen alguna discapacidad física, y también para los que teniendo todo en la vida “no despegan” porque sobran pretextos para luchar por lo que dicen querer alcanzar. ¿Tú qué opinas sobre este atleta?