El nombre que adjudicamos a nuestros hijos tiene una carga muy fuerte, según he podido observar a lo largo del tiempo.
Veamos algunas tradiciones para elegir el nombre de los hijos:
1.- El nombre de los abuelos y de los padres, de la siguiente forma: primer varón, abuelo paterno, primera mujer, abuela materna; segundo hombre, abuelo materno, segunda mujer, abuela materna; tercer hombre, padre, tercera mujer, madre. Lo que implicaba tener al menos seis hijos para lograr transmitir nuestro nombre. Está en desuso por razones obvias.
2.- El del día en que nacen.
3.- El de los padres primero y después, el de los padrinos. Esto se une en muchas ocasiones combinando dos o tres nombres.
4.- El de los padres y el del santo de su devoción (Hilda María del Niño Jesús)
5.- El del personaje de moda en las telenovelas o el actor o actriz más popular en el momento. Hay camadas de Verónica, Esmeralda, Viridiana, Vicente, Jorge, etc.
6.- Alguno bíblico para quedar bien con Dios o ganar “bonos extras”: Uriel, Gabriel, Salomón, Isaac, David, Eleazar, Nabucodonosor, Joshua, etc.
7.- Un nombre extranjero que le va a dar “brillo”. Así tenemos aquí en México a muchas Jaqueline Pérez, Stephanie Fernández, Vincenzo González, Sergei López, etc.
8.- Por la nacionalidad de los abuelos extranjeros como una forma de perpetuar su recuerdo. Por ejemplo: Farid por Alfredo y Elizabeth por Isabel. El problema es la combinación con los apellidos como en el inciso anterior.
9.- El de un personaje real o ficticio que admiramos: Isadora, Julio César, María Félix, Cleopatra, Frida, David Alfaro, Stalin, etc.
10.- Cuando se le pone el nombre del padre al primer varón, la carga es la expectativa de que sea una continuación del progenitor y, en algunos casos y que logre lo que él no pudo alcanzar, que realice sus sueños (los del padre), o sea, una segunda oportunidad de hacer lo que no supo o no pudo llevar a cabo la primera vez. No estamos hablando de un ser independiente que va a ser él mismo, con sus ideales, metas, vocación, caminos propios.
Puede haber otras muchas razones por las que decidimos cómo se van a llamar nuestros hijos, sin tomar en cuenta cómo podrá afectarles nuestra elección.
¿Algunas cargas? ¡El mensaje implícito! Saquen conclusiones:
- Salvador Busca a quién salvar
- Virgen No te cases
- Julio César Busca quién te traicione
- Miguel Ángel Sé grandioso
- Claudio César Augusto Quema lo que puedas
- Marguerite Péscate una tuberculosis
- Giovani Sé mujeriego
- Napoleón Domina
Otra manera de influir en el niño tiene que ver con las características del personaje o familiar cuyo nombre se le da:
- ¿Es un ganador? ¿un perdedor? ¿un triunfador?
- ¿Murió de muerte natural a avanzada edad?
- ¿Tuvo una muerte prematura?
- ¿Murió en un accidente buscado o fortuito?
- ¿Fue asesinado?
- ¿Es el nombre del hermano o hermana que murió y al que va a “sustituir”?
- ¿Fue o es un rebelde? ¿una persona utópica?
- ¿Es o fue un visionario?
Un ejemplo: Hace muchos años conocí a un señor a quien su padre nunca aceptó desde que nació. Era el segundo de 13 hijos. Se llamaba igual que el abuelo materno, muerto desde hacía muchos años, quien tenía fama de haber sido una persona cruel y rígida. El primogénito era Dios para su padre, el bueno, del que se sentía orgulloso, al que le daba apoyo y reconocimiento, en la misma medida en que agredía al segundo. Éste creció introvertido, aislado, con el ceño fruncido día y noche, rebelde, violento. Más se rebelaba, más golpes le daba el padre. Se casó muy joven con una chica pueblerina, mimada, frívola y banal. Fue infeliz en su matrimonio y terminaron separados. Él se volvió alcohólico y fluctuaba de la euforia a la depresión. Murió joven. Podríamos hablar de un bipolar con un trastorno de personalidad severo, etc., no tiene caso para mi objetivo.
Vamos al nombre como detonador de muchas cosas. El abuelo enviudó cuando la hija tenía 5 años y fue duro y cruel con ella porque tenía que valerse por sí misma y hacer los quehaceres de la casa y muere cuando ella tiene 13 años (lo que la niña vive como abandono). No hay familiares y la lleva a vivir con ella una señora que conoció a su mamá. Es obvio que escuchar y recordar el nombre de su padre no era grato para esa niña-mujer y, al contarle al esposo cómo la había tratado de niña, él también lo detestó. ¿Por qué seguir con una tradición absurda si lo que ese nombre acarreaba consigo eran malos recuerdos?
En fin, vale la pena pensarlo dos veces si apenas van a bautizar a sus hijos y, si ya lo hicieron, ver qué mensaje le mandaron en el nombre para equilibrar las cargas negativas que pudieran existir.
¿Cuál es su nombre? ¿Están a gusto con él? ¿Les gustaría cambiarlo? Esto es factible hacerlo en México, mediante un Juicio legal y, probablemente pueda hacerse en otros lugares también. ¿Cómo se maneja esto en tu país?
además de ilustrar esta muy simpatico gracias
Pero qué talllll!!!: aleXandra (in english please) de la torre… mejor lo dejamos en alex. es que antes, lo extranjero era lo bueno…no importando si era putesco, jajajajaja sí, en el más amplio sentido.
Recordemos, como a principios del siglo pasado, a partir de P Díaz, todo era mejor, si no era de aquí… bueno, también a Cortés lo confundieron con Dios… porque estaba más bonito (y colorido) que los de aquí.
y ya en los setentas o por lo menos ahí fué donde yo me percaté, era de súper uffff!!! tener guardarropa europeo, o ya de perdida gringo… Pues por éso el slogan de Echeverría, no? «lo hecho en México, está bien hecho». Como buen político, trataba de crear «realidades» con palabras… y no con hechos. (fué Echeverría?? o JLP? Creo que sí fué «Don Luis»).
«hasta la vista, baby»