Confianza

A partir de la aceptación, viene la confianza. Si los padres aceptan incondicionalmente al bebé, empatizan con él y favorecen su desarrollo integral, van a confiar en él y sus cualidades innatas, así como en su capacidad de aprendizaje.

Hay padres aprehensivos, temerosos, que siempre están temiendo o vaticinando lo peor: “no hagas eso porque te vas a lastimar”, “te vas a caer”, “te vas a pegar con eso”, y muchas frases por el estilo, con lo cual podríamos decir que están propiciando que el bebé o niño se lastime, se caiga, se pegue, además de transmitirle el temor a seguir avanzando en el proceso de investigación y creatividad natural en cada etapa y obligándolo a depender de ellos, lo cual puede ser la razón inconsciente de su temor y/o sobreprotección: el hecho de que el niño se independice y ya no los necesite.

Por supuesto que proporcionar información al niño sobre las consecuencias de una determinada conducta, no es asustarlo, limitarlo o cohibirlo. Su disco duro graba toda la información que recibe exenta de cargas emotivas y la va a archivar en el renglón de tomar en cuenta consecuencias y la consultará en el momento adecuado.

Así que el bebé/niño tiene un radar de última generación, al que no se le escapa nada de lo que sienten los padres.  Si ellos confían en él y en su capacidad de enfrentar ciertos retos, lo van a percibir y ganarán confianza en sí mismos. De lo contrario, tendremos a una persona insegura de por vida, a menos que cierre el círculo de la falta de confianza inicial de las personas más importantes en su vida. ¿tú qué opinas al respecto?

 

 

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