Ya he comentado que me transporto en taxi porque no tengo auto propio y que aprovecho la oportunidad para “tomarle el pulso” a un sector de la población sobre temas de actualidad, ya que ellos pueden brindarme una óptica distinta a la mía y mucho más cercana a la de la mayoría. Días atrás, comentando con algunos de ellos la nominación de la candidata del PAN, me dijeron que les caía bien, que es la mejor; pero que ya iban dos sexenios panistas que no habían acabado con el desempleo y la pobreza, que tal vez por eso iban a votar por el partido que estuvo en el poder 70 años seguidos, que querían que las cosas cambiaran.
Ese comentario me hizo recordar que hace poco hubo elecciones en España. Durante todo el gobierno del partido de izquierda (2 períodos) el candidato perdedor (de derecha) se dedicó, sin faltar un día, a objetar, entorpecer, criticar, ensuciar, mofarse de lo que hacía el Presidente.
Los españoles vivieron un boom económico impresionante que dilapidaron con singular alegría, sin darse cuenta que son un país más en la comunidad europea, que los problemas económicos mundiales impactan a todos los países y que cuando las cosas se ponen difíciles para unos, se ponen difíciles para todos. Por supuesto que el paro iba pa´arriba (desempleo) y los precios también y las exportaciones, pa´abajo. Por supuesto que los casos de corrupción evidentes (no los pescaron con las ligas, o con las maletas en Texas, sino con trajes hechos a la medida y otras lindezas por el estilo) protagonizados por funcionarios públicos de derecha, han recibido la bendición del ¿disimulo y el olvido?
Ante los problemas económicos, el pueblo votó por la derecha para que hubiera un cambio. Si que lo ha habido, las cosas han empeorado e irán poniéndose peor, no hay otra sopa. Allá el gobierno no puede amordazar a la prensa ni decidir qué se publica y que no, por lo que la inconformidad salta a la vista.
Voy a transcribir literalmente parte de una carta que me llegó ayer, escrita por una jovencita de 15 años que vive en Valencia y está muy asustada: “Desde hace una semana en el instituto Lluís Vives se están haciendo una serie de manifestaciones en contra de los recortes en educación pública. El instituto sólo ha sido el cabecilla de todo esto, el que ha empezado toda esta movilización, ya que está situado al lado del ayuntamiento de Valencia, en el centro, pero los demás institutos ya se han manifestado con ellos. En estos días, se ha cortado varias veces una de las calles principales de la ciudad, la calle Xàtiva, a eso de las tres menos cuarto de la tarde cuando el tráfico allí es horroroso. Por supuesto, la policía nacional, lo ha impedido, poniéndose de barrera y a veces recurriendo a actos violentos e innecesarios. El lunes, se detuvo a un chico del instituto, menor de edad, por defender a un amigo suyo de las patadas y golpes de un policía. Lo malo es que los medios han distorsionado la información, y según los informes policiales, el chico «mordió y golpeó varias veces» al policía. En estos días ha habido un total de 11 personas detenidas, muchas de las cuales son menores…”
Yo le contesté que lo de los recortes va a seguir apareciendo en todos los renglones y que no había de otra que apretarse el cinturón y trabajar en lo que se pueda, que la situación económica europea afecta a todos los países de la comunidad. Le dije que ellos optaron por el cambio de partido con la idea de que las cosas mejorarían, como si el nuevo Presidente tuviera una varita mágica por ser del partido opositor. Es probable que surja una mejoría cuando hayan tocado fondo, se pongan a trabajar día y noche y la situación general mejore para todos. Le propuse que estudiara porque los exámenes llegan a pesar de las manifestaciones.
Hay un dicho que seguramente han escuchado alguna vez: “te lo digo Juan, para que oiga Pedro”. ¿Habrá muchos mexicanos que, como los taxistas que platicaron conmigo, piensan que cambiando de partido van a solucionarse los problemas? ¿Ustedes qué opinan?