Después de publicar la reflexión Relaciones de Parejas, en cuyo primer párrafo mencioné que el enamoramiento es un estado de enajenamiento lleno de magia y hechizo donde sólo existen tú y el ser amado. Todo lo demás carece de importancia, incluyendo el tiempo, la lógica, la asertividad, los demás, el mundo, recibí este correo de Alex:
Y cómo se le hace, para que el cerebro “suelte” esas hormonas que producen que nos enamoremos de alguien? ¿Se pueden manipular químicamente…con medicinas? ¿Cómo se le hace para enamorarnos de alguien? Pues en la adolescencia te enamoras de lo que se cruza… pero te enamoras. Con el paso del tiempo y la llegada de los años, ya no hay más enamoramientos ¿Ya no se generan esas hormonas?
Como considero que la inquietud de alguien que escribe al blog, puede ser la de muchas otras personas, voy a contestarle.
El enamoramiento tal como lo planteé, es un estado alterado de conciencia y sabemos que estos pueden ser inducidos mediante la utilización de plantas psicoactivas o sustancias químicas, lo cual no es recomendable por lo peligroso y adictivo que resulta. Se sabe también que no hay pruebas científicas que comprueben que mediante el peyote, plantas y hongos alucinógenos o algún tipo de fármacos, se llegue al enamoramiento, así que por ahí no va la cosa.
No siempre el enamoramiento termina en “y fueron felices para siempre”. Basta recordar a los amantes de Verona, a Orfeo y Eurídice, a Dante y Beatriz, de quien yo recordaba que a «il sommo poeta» lo comprometieron en matrimonio a los 12 años y se casó en 1291 con una mujer que no era Beatriz, de la que estuvo enamorado platónicamente desde los 9 años y para asegurarme consulté la Wikipedia donde encontré lo siguiente: “Cuando tenía 9 años encontró a Beatriz Portinari, hija de Folco Portinari, de la cual se enamoró «a primera vista», y al parecer sin aún haberse hablado. Él la vio con frecuencia después de los 18 años, a menudo intercambiaban saludos en la calle, pero nunca llegó a conocerla bien, él mismo con eficacia propuso el ejemplo para el supuesto Amor cortés. Es difícil entender lo que este amor comprendía en realidad, pero algo sumamente importante para la cultura italiana pasaba. Era en nombre de este amor que Dante dio su impresión al Dolce stil nuovo que influenciaría a escritores y poetas a descubrir el tema del «Amor», que nunca antes había sido tan acentuado. El amor por Beatriz, al parecer, era la razón de su poesía y de su vida, junto con sus pasiones políticas. Existen otros muchos ejemplos famosos en la literatura y en la vida real también, nada más que no todos escriben La Divina Comedia.
Considero que hay algunos factores que favorecen el enamoramiento y son la intensa actividad hormonal que se presenta en la adolescencia y en ocasiones en la menopausia o andropausia, y la ausencia de un amor pleno correspondido. Si uno acaba de comer una comida exquisita y abundante por lo que se siente lleno, ya no se le apetece seguir comiendo ¿no crees?
La edad no tiene que ver con la posibilidad de vivir esta experiencia, puede llegarte en cualquier momento de tu vida y también es factible que nunca la llegues a gozar.
¿Qué hacer entonces? Vivir en el amor. Amar la vida. Amarse a uno mismo para poder amar a los demás. Amar lo que uno hace. Al practicar esto, se vibra en una frecuencia muy especial que, como si fueran las feromonas en el plano físico, atrae a las personas que están en la misma frecuencia. Mientras estás en el camino de lograrlo, practica la meditación sobre la cual otro día compartiremos los beneficios científicos que aporta a nuestras vidas.
Mil gracias por plantear una inquietud y la puerta está abierta para que lo sigas haciendo. Un abrazo.
te lo comento a través de tu blog, porque seguramente hay más gente que piensa o siente como yo.
En efecto, coincido contigo en el tema de amarme y amar a los demás y siguendo la vida así, se vibra con amor. Si. Pero, pensé que a lo mejor si era cuestión de hormonas, por eso de la meno, pues mi último enamoramiento fue en 2005/2006. Y en realidad fue más bien, acompañamiento y no enamoramiento. Creo que yo nunca he estado enamorada. Ilusionada por estar acompañada de alguien guapo… sí, pero no se amar. Me queda claro que no he sabido brincar del enamoramiento a construir el amor con la pareja. Y cada vez que pienso en el tema, me observo, y «no me veo».