Vamos a hablar de niños-adolescentes, ya que a ellos les toca vivir un reto muy especial.
Los niños de las últimas décadas del siglo XX y los que nacen en la actualidad lo hacen con un “chip integrado” el cual no tenían los que vivieron en épocas anteriores. No se asusten y empiecen a palpar la cabecita de su pequeño para ver si sienten el chip del que hablo, es una figura retórica para que comprendamos que ellos ya tienen integrado en parte el avance científico y cibernético que ha caracterizado los últimos 50 años de nuestra existencia.
Hoy día, un niño de dos años ya asiste a la escuela o a algún Centro de estimulación temprana. Aprenden a leer y escribir antes y en la computadora, por lo que les hace falta desarrollar la psicomotricidad óculo-manual.
Los padres les compran juguetes y aparatos para que aprendan, se entretengan y los dejen en paz, cosa que necesitan porque en ocasiones cuando llegan del trabajo hay muchas labores hogareñas por hacer o porque traen trabajo pendiente de la oficina para terminar en casa.
La mayoría de los niños están sobre-estimulados, ya sea por los juguetes eléctricos, la televisión (la Nana electrónica), la música “moderna”. Al querer ayudarlos, les estamos haciendo daño. Por ejemplo: ustedes saben que en la televisión, cambia algo de la imagen en fracciones de segundos. El cerebro recibe toda la información y no tiene tiempo para procesarla. Un resultado de esto puede ser que la duración de la atención se haga más corta cada vez, o como sucedió en Japón, puedan surgir eventos de tipo epilépticos debido a caricaturas muy “ágiles” Lo que si es probable es que se pueda desarrollar un Síndrome de Déficit de Atención, que es una fuente de ingresos muy considerable para personas dedicadas a reparar, o tratar de reparar, el daño generado.
En lugar de comprarles tantos juguetes, regálenles su atención, su tiempo, su dedicación. Jueguen con ellos, léanles cuentos, hagan un teatro guiñol con títeres que venden en cualquier mercado a precios muy económicos, manejando narraciones cortas y con alguna moraleja, evitando la figura del malo y la violencia.
Favorezcan que jueguen con objetos diversos que les permitan a ellos utilizar su creatividad y su imaginación y eviten la actitud pasiva de “sentarse a ver la televisión”, lo que puede propiciar que después, se “sienten a ver pasar la vida”.
Acompáñenlos a hacer su tarea, no la hagan por ellos. No les den el pez, enséñenles a pescar. Ustedes pueden hacer alguna labor intelectual, estudiar algún idioma, terminar un trabajo de la oficina, y decirle al niño que cada quien hace su “tarea”, con lo cual no estará solo, sentirá su apoyo y cariño y tendrá el modelaje de cómo se realiza una “tarea”. Evite recibir llamadas telefónicas intrascendentes en ese lapso de tiempo destinado a estar juntos. Puede decirle a su amiga, su suegra, su vecina, que están haciendo la tarea y no pueden distraerse, lo que enseñará al niño a concentrarse en una acción y no aceptar o buscar distractores.
En otra ocasión abordaremos este tema ya que me inquieta ver a muchos niños/adolescentes sobre-estimulados, manipuladores, huyendo de su realidad, buscando estímulos externos, por ejemplo, ya hay un mercado negro entre niños de ocho a diez años que venden a su grupo escolar o de amistades, pastillas para darse un “ritalinazo o un concertazo”.
Más vale prevenir que lamentar.